¿Creéis en fantasmas?
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William Munny
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Por cierto, me uno a la petición de Apetic. Cuenta, Jaime, cuenta...
William Munny- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Y otro mas que pide que Jaime lo cuente.
Sr. Lobo- Superestrella
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
La cuestión se prolongó, aproximadamente, unos tres meses, durante los cuales me llegó la infomació poco a poco y fue cambiando mi opinión sobre el tema, además de afectarme personalmente. Voy a contarla como la viví para que vayais (a los que os interese) comentando.
Un lunes de mediados del mes de diciembre, allá por el año 2001, recibí una llamada telefónica. Resultó ser un amiguete, que hacía tiempo no veía, que quería pedir cita para su hermana. Aunque le pregunté sobre la cuestión a tratar, prefirió que me lo contara la chica. Sí me comentó que su hermana, de unos veinte años, había decidido independizarse, a pesar de continuar estudiando una carrera, con gran esfuerzo, ya que le exigía trabajar de camarera por las noches.
Al día siguiente, vino a mi consulta Sara (no es su nombre, no lo recuerdo).
Después de las presentaciones de rigor:
J- En que te puedo ayudar?.
S- Tengo un problema con un piso que alquilé en la calle Rosalía de Castro (zona céntrica) y quería saber si puedo dejarlo libre.
Le pedí el contrato. Sara había alquilado una vivienda con tres dormitorios, baño, salon y cocina, en septiembre de 2001, por plazo de un año, por una renta inusualmente baja para el centro de la ciudad, 300 euros al mes. Aclaro que la renta habitual para viviendas de similares características rondaba, como mínimo, el doble.
Revisado el contrato le dije que no veía la forma de poder resolverlo anticipadamente, sin abonar las rentas pendientes hasta la finalización del plazo. Los contratos están para cumplirlos. Con la salvedad de que la propiedad hubiera incumplido alguna cláusula o que el piso no reuniera las condiciones necesarias de habitabilidad.
J- ¿Por qué quieres dejar el piso?
S- (Con evasivas y ligeramente nerviosa) Es que la dueña se comprometió a cambiar el sofa del salón que está muy viejo.
J- Disculpa, pero eso no afecta en nada al objeto del contrato.
S- Es que tiene una humedad en el techo del baño.
J- Como de grande? todo el techo? amenaza caerse? te impide usarlo?.
S- No, como un plato de postre.
J- Comprenderás que tampoco es motivo. Mira, esas cosas son nimiedades, creo que no me estás contando la verdad. Tienes algún problema económico o de otro tipo?. Te aseguro que la cuestión de fondo no va a salir de este despacho.(finalemente tuvo bastante repercusión pública, como os demostraré en su momento).
S- No. Es que no me vas a creer.
J- Prueba.
Entonces me contó que después de mucho buscar había encontrado un piso que le pareció una ganga, que se fue a vivir allí sola. Me dijo que tenía que entender que las cosas que habia vivido no habían ocurrido de golpe, sino poco a poco.
Vivía tranquila, de vez en cuando notaba que algunas cosas no estaban en donde las había dejado. Otras veces aparecían monedas en el suelo, céntimos. Naturalmente, piensas que estas equivocada, me decía.
Un día, antes de acostarse, ordenó de propósito la mesa del salón. Recordó todos los objetos, cajetilla, cenicero, encendedor, etc. Cuando se levantó estaban todos cambiados de sitio. Se alarmó.
Aquí la interrumpí; alguien mas tendría llaves... Ya lo había pensado y, a raiz de ese suceso, cambió la cerradura. Sin embargo, los objetos continuaron cambiando de posición, cuando ella no estaba presente, bien de noche, bien cuando estaba fuera.
No creais que eso minó el ánimo de Sara. Decía que aunque no entendía lo que pasaba, ella vivía bien y no tenía miedo. Lo justificaba pensado que a lo mejor la memoria le jugaba malas pasadas.
Los sucesos, que antes notaba de vez en cuando, se fueron acelerando. Ahora tenía la sensaciòn de que las cosas se movían diariamente.
Un buen día empezó a sentir olores, el primero incienso. La volví a interrumpir diciendo que eso podía deberse a una ventana abierta o a una comunicación entre pisos de los escapes de gases. También lo había pensado ella. Ni en el rellano de su vivienda ni en las plantas superiores o inferiores olió nada.
Después se empezaron a apagarse y encenderse las luces de la casa. Reitero que no era una discoteca. Un día se apagaba la lampara de mesa del salón, Sara sabaca la bombilla para ver si estaba fundida, la volvía a poner y se encendía. No le dío importancia hasta que vio como una misma bombilla se apagaba y encendía varias veces. Algún problema eléctrico, dije yo.
También empezaron a aparecer charcos de agua. Al principio por la mañana. Lo secaba, se iba a la facultad y al volver había otro en diferente sitio. En otras ocasiones era arena la que aparecía.
Y creo recordar que hasta aquí me contó en la primera consulta.
S- Me crees?
J- Ni te creo ni te dejo de creer (que gallegazo soy), lo que te digo es que con estas historias no podemos ir al Juzgado. Hice algún comentario jocoso sobre mi estima pública, si acudía al Juzgado con tan peculiar causa de resolución de contrato.
Como era la hermana de un amigo, parecía una mujer normal, la vi francamente agobiada y tenía curiosidad por el asunto, decidí indagar un poco. Le pedí el nombre de la agencia inmobiliaria que había intermediado en el alquiler, le sugerí que hablara con la portera del edificio y con algún vecino, y pensé en hablar personalmente con la propietaria para tratar de llegar a un acuerdo amistoso (dejar el piso y pagar algún mes para que lo volviera a alquilar). Quedó en volver en una semana, no recuerdo el día, pero volvió entre el 25 y el 31 de diciembre.
Hasta aquí llegó la primera consulta. Después las cosas se precipitaron.
Reconozco que mi primer sentimiento fue de escepticismo. Pero había un dato objetivo que me desconcertaba: el precio del alquiler. Algo fallaba. Nadie da duros a tres pesetas.
Epitafio: Os ruego que disculpeis si hay alguna contradicción en el relato, hace bastante tiempo.
Un lunes de mediados del mes de diciembre, allá por el año 2001, recibí una llamada telefónica. Resultó ser un amiguete, que hacía tiempo no veía, que quería pedir cita para su hermana. Aunque le pregunté sobre la cuestión a tratar, prefirió que me lo contara la chica. Sí me comentó que su hermana, de unos veinte años, había decidido independizarse, a pesar de continuar estudiando una carrera, con gran esfuerzo, ya que le exigía trabajar de camarera por las noches.
Al día siguiente, vino a mi consulta Sara (no es su nombre, no lo recuerdo).
Después de las presentaciones de rigor:
J- En que te puedo ayudar?.
S- Tengo un problema con un piso que alquilé en la calle Rosalía de Castro (zona céntrica) y quería saber si puedo dejarlo libre.
Le pedí el contrato. Sara había alquilado una vivienda con tres dormitorios, baño, salon y cocina, en septiembre de 2001, por plazo de un año, por una renta inusualmente baja para el centro de la ciudad, 300 euros al mes. Aclaro que la renta habitual para viviendas de similares características rondaba, como mínimo, el doble.
Revisado el contrato le dije que no veía la forma de poder resolverlo anticipadamente, sin abonar las rentas pendientes hasta la finalización del plazo. Los contratos están para cumplirlos. Con la salvedad de que la propiedad hubiera incumplido alguna cláusula o que el piso no reuniera las condiciones necesarias de habitabilidad.
J- ¿Por qué quieres dejar el piso?
S- (Con evasivas y ligeramente nerviosa) Es que la dueña se comprometió a cambiar el sofa del salón que está muy viejo.
J- Disculpa, pero eso no afecta en nada al objeto del contrato.
S- Es que tiene una humedad en el techo del baño.
J- Como de grande? todo el techo? amenaza caerse? te impide usarlo?.
S- No, como un plato de postre.
J- Comprenderás que tampoco es motivo. Mira, esas cosas son nimiedades, creo que no me estás contando la verdad. Tienes algún problema económico o de otro tipo?. Te aseguro que la cuestión de fondo no va a salir de este despacho.(finalemente tuvo bastante repercusión pública, como os demostraré en su momento).
S- No. Es que no me vas a creer.
J- Prueba.
Entonces me contó que después de mucho buscar había encontrado un piso que le pareció una ganga, que se fue a vivir allí sola. Me dijo que tenía que entender que las cosas que habia vivido no habían ocurrido de golpe, sino poco a poco.
Vivía tranquila, de vez en cuando notaba que algunas cosas no estaban en donde las había dejado. Otras veces aparecían monedas en el suelo, céntimos. Naturalmente, piensas que estas equivocada, me decía.
Un día, antes de acostarse, ordenó de propósito la mesa del salón. Recordó todos los objetos, cajetilla, cenicero, encendedor, etc. Cuando se levantó estaban todos cambiados de sitio. Se alarmó.
Aquí la interrumpí; alguien mas tendría llaves... Ya lo había pensado y, a raiz de ese suceso, cambió la cerradura. Sin embargo, los objetos continuaron cambiando de posición, cuando ella no estaba presente, bien de noche, bien cuando estaba fuera.
No creais que eso minó el ánimo de Sara. Decía que aunque no entendía lo que pasaba, ella vivía bien y no tenía miedo. Lo justificaba pensado que a lo mejor la memoria le jugaba malas pasadas.
Los sucesos, que antes notaba de vez en cuando, se fueron acelerando. Ahora tenía la sensaciòn de que las cosas se movían diariamente.
Un buen día empezó a sentir olores, el primero incienso. La volví a interrumpir diciendo que eso podía deberse a una ventana abierta o a una comunicación entre pisos de los escapes de gases. También lo había pensado ella. Ni en el rellano de su vivienda ni en las plantas superiores o inferiores olió nada.
Después se empezaron a apagarse y encenderse las luces de la casa. Reitero que no era una discoteca. Un día se apagaba la lampara de mesa del salón, Sara sabaca la bombilla para ver si estaba fundida, la volvía a poner y se encendía. No le dío importancia hasta que vio como una misma bombilla se apagaba y encendía varias veces. Algún problema eléctrico, dije yo.
También empezaron a aparecer charcos de agua. Al principio por la mañana. Lo secaba, se iba a la facultad y al volver había otro en diferente sitio. En otras ocasiones era arena la que aparecía.
Y creo recordar que hasta aquí me contó en la primera consulta.
S- Me crees?
J- Ni te creo ni te dejo de creer (que gallegazo soy), lo que te digo es que con estas historias no podemos ir al Juzgado. Hice algún comentario jocoso sobre mi estima pública, si acudía al Juzgado con tan peculiar causa de resolución de contrato.
Como era la hermana de un amigo, parecía una mujer normal, la vi francamente agobiada y tenía curiosidad por el asunto, decidí indagar un poco. Le pedí el nombre de la agencia inmobiliaria que había intermediado en el alquiler, le sugerí que hablara con la portera del edificio y con algún vecino, y pensé en hablar personalmente con la propietaria para tratar de llegar a un acuerdo amistoso (dejar el piso y pagar algún mes para que lo volviera a alquilar). Quedó en volver en una semana, no recuerdo el día, pero volvió entre el 25 y el 31 de diciembre.
Hasta aquí llegó la primera consulta. Después las cosas se precipitaron.
Reconozco que mi primer sentimiento fue de escepticismo. Pero había un dato objetivo que me desconcertaba: el precio del alquiler. Algo fallaba. Nadie da duros a tres pesetas.
Epitafio: Os ruego que disculpeis si hay alguna contradicción en el relato, hace bastante tiempo.
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Pero se acaba aqui o hay mas??? Porque me has dejao en ascuas macho...
Invitado- Invitado
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Te aseguro, Perry, que hay más, mucho mas.
Epitafio: los hechos? se precipitaron hasta tener repercusión pública. Circunstancia que oportunamente acreditaré. No me queda otra, "actoris est probare" o "affirmandi incumbit probatio".
Epitafio: los hechos? se precipitaron hasta tener repercusión pública. Circunstancia que oportunamente acreditaré. No me queda otra, "actoris est probare" o "affirmandi incumbit probatio".
Jaime- Sexto Hombre
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Fecha de inscripción : 03/03/2008
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Jaime escribió:Te aseguro, Perry, que hay más, mucho mas.
Epitafio: los hechos? se precipitaron hasta tener repercusión pública. Circunstancia que oportunamente acreditaré. No me queda otra, "actoris est probare" o "affirmandi incumbit probatio".
Por eso lo digo, como dijiste repercusion mediatica y demas... y yo ahi no veo mucha repercusion de esa jajaj
Invitado- Invitado
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Ponte en mi pellejo, Perry. Tu crees que un abogado puede esperarse semejante asunto?. Creo tener una mente abierta, pero aquello fue mucho. Es posible que si hubiera sido otra clienta, mas dudosa, no la hubiera vuelto a atender.
Tu te hubieras creído la historia?. Qué habrías pensado y hecho?.
El piso estaba situado en la planta tercera del número 87 de la calle Rosalía de Castro de esta ciudad.
Epitafio: no me lo digas. Te hubieras ido a dormir esa misma noche con ella. Hay que meter el dedo en la llaga, o lo que se tercie, no, pillabán?.
Epitafio: Voy a cambiar algún dato de los siguientes episodios por que no quiero que lo que escribo acabe teniendo alguna consecuencia no deseada.
Tu te hubieras creído la historia?. Qué habrías pensado y hecho?.
El piso estaba situado en la planta tercera del número 87 de la calle Rosalía de Castro de esta ciudad.
Epitafio: no me lo digas. Te hubieras ido a dormir esa misma noche con ella. Hay que meter el dedo en la llaga, o lo que se tercie, no, pillabán?.
Epitafio: Voy a cambiar algún dato de los siguientes episodios por que no quiero que lo que escribo acabe teniendo alguna consecuencia no deseada.
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Jaime escribió:Ponte en mi pellejo, Perry. Tu crees que un abogado puede esperarse semejante asunto?. Creo tener una mente abierta, pero aquello fue mucho. Es posible que si hubiera sido otra clienta, mas dudosa, no la hubiera vuelto a atender.
Tu te hubieras creído la historia?. Qué habrías pensado y hecho?.
El piso estaba situado en la planta tercera del número 87 de la calle Rosalía de Castro de esta ciudad.
Epitafio: no me lo digas. Te hubieras ido a dormir esa misma noche con ella. Hay que meter el dedo en la llaga, o lo que se tercie, no, pillabán?.
Epitafio: Voy a cambiar algún dato de los siguientes episodios por que no quiero que lo que escribo acabe teniendo alguna consecuencia no deseada.
Tu mismo lo has dicho jajaj
Queremos mas!! Queremos mas!!
Invitado- Invitado
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Hace falta mas quorum. Que tiendo a enrrollarme y a da la paliza.
Y tengo curiosidad por conocer las opiniones de los compañeros sobre lo que acabo de contar.
Epitafio: no me direis que no es curioso.
Y tengo curiosidad por conocer las opiniones de los compañeros sobre lo que acabo de contar.
Epitafio: no me direis que no es curioso.
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Jaime escribió:Hace falta mas quorum. Que tiendo a enrrollarme y a da la paliza.
Y tengo curiosidad por conocer las opiniones de los compañeros sobre lo que acabo de contar.
Epitafio: no me direis que no es curioso.
Jaime, cuenta la historiaya, que nos has dejado con la intriga...
...parece una serie española dejando un final emocionante para dentro de una semana.
Kala- Superestrella
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Humor : Qué humor?
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Quorum? esto no es una democracia, aqui decido yo, asi que puedes seguirJaime escribió:Hace falta mas quorum. Que tiendo a enrrollarme y a da la paliza.
Y tengo curiosidad por conocer las opiniones de los compañeros sobre lo que acabo de contar.
Epitafio: no me direis que no es curioso.
PosTKaka: De hecho debes seguir...
Leónidas- En el quinteto titular
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Empleo /Ocios : Universitario
Fecha de inscripción : 28/02/2008
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Desde pequeño he tenido mucho interés por los fenómenos paranormales, me compraba siempre la revista enigmas, con 10 u 11 años, empecé a tener pesadillas y lo deje un poco de lado, hasta expediente X que volvi a retomar la afición, de hecho en mi habitación está colgado el poster del despacho de Mulder "I Want To believe", así que yo me creo todo Jaime y ardo en deseos de conocer la historia por completo.
Morris- Superestrella
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Localización : Calahorra
Empleo /Ocios : Pensador
Humor : Ácido, corrosivo.
Fecha de inscripción : 28/02/2008
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Al grano.
En los días siguientes hablé con la agencia inmobiliaria, que no quería atenderme. Ante mi insistencia y la relación que tenía con un empleado, terminaron confesándome que el piso no había estado alquilado mas de tres meses seguidos desde que lo gestionaban (tres años, creo recordar). Que los inquilinos alegaban ruidos y molestias (sin determinar) para dejarlo, incluso con una renta tan baja, y la inmobiliaria no terminaba de entender qué es lo que pasaba. El último, un hombre que estaba haciendo no sé que doctorado, dejó las llaves y tres meses de renta adelantados y se marchó. Que la finalidad de tener una renta tan baja (fuera del mercado) era alquilarlo rápidamente y con estabilidad.
Les propuse un acuerdo para dejar la vivienda, me dijeron que lo veían difícil pues la propietaria estaba cansada de los continuos incumplimientos de los inquilinos.
Antes cometí un error. La segunda consulta fue la primera o segunda semana del 2002.
Llegó Sara, acompañada de una amiga. Le pregunté si las cosas había mejorado. Me contó que había ocurrido justo lo contrario. Pasó la víspera de Navidad sola en el dichoso piso, estaba viendo la televisión cuando un Papa Noel con unos platillos empezó a sonar. No recordaba haberle puesto pilas y lo comprobó. Efectivamente, no las tenía. Los movimientos de objetos, los charcos, la arena, se producían diariamente, los olores eran continuos. Empezó a tener miedo. Me comentó incluso que creía que se estaba volviendo loca.
Afirmó que todos los sucesos, especialmente los apagones y los olores, se acentuaban cuando entraban amigos (varones) en la casa. En concreto se agitaban los visillos y cortinas con especial virulencia, a pesar de estar todas las ventanas cerradas. Esa corriente la estremecía, le daba muy mal rollo, según sus palabras.
Decía encontrarse muy perturbada, hasta el extremo de que decidió no salir en fin de año, pidiéndole a una amiga que se fuera a dormir con ella. Lo hicieron en habitaciones separadas. A las dos de la mañana se despertó sobresaltada por un fuerte golpe. Acudió al cuarto de su amiga y la encontró incorporada y agarrada a los laterales de la cama. Con una mezcla de miedo e indignación le contó que la cama se había levantado y vuelto a caer (estaba medio dormida) y que ella se marchaba inmediatamente. Lo hicieron las dos (a la casa de la amiga).
Después de aquel suceso, desesperada, pidió cita a una conocida vidente-parapsicóloga llamada Marián Góngora. En la primera cita la vidente dijo que efectivamente en el piso había un espíritu, de mujer. Según le indicaban sus habilidades, se trataba de la dueña del solar, que fue engañada por el constructor del edificio y acabó viviendo casi en la indigencia. Estaba muerta y enterrada en el cementerio de Arteixo, y se llamaba Maruja. Intentó hacerle "ver la luz" (en palabras de la vidente), para que continuara su camino y dejara el piso, pero fracasó en su primer intento. El piso era propiedad de la hija del constructor. Todo parecía indicar que el espíritu quería causarle el mayor perjuicio.
Le dió una piedra de azabache, como amuleto (ya sabeis todos que son de un profundo color negro). Según la vidente tenía el poder de desviar y absorver los efectos nocivos de los espíritus.
Esa historia del día de fin de año fue corroborada, punto por punto, por la chica que la acompañaba.
S- Me crees ahora?.
J- Es indiferente mi opinión, yo sólo trato de buscar una solución a tu problema (mentira, ya me corroía la curiosidad). Le conté mi conversación con la inmobiliaria, que fue ratificada por la portera del edificio.
S- Quieres ver la piedra? La tengo en el bolsillo.
J- (con aparente desdén), psssi.
Sacó una piedra lisa, poco mayor que una canica, redondeada. La sostuve en la palma de mi mano. Conservaba su negro intenso en la mayoría de la superficie, el resto tenía unas decoloraciones como gris perla con extrañas formas; una parecía una lágrima, otra un semicírculo, otras tenían formas irregulares, no angulosas. Según ella (y su amiga), la piedra originalmente era negra, se decoloraba cuando ocurría algo extraño. Cada olor, cada charco, dejaba una marca indeleble.
A estas alturas del cuento seguía pagando la renta, aunque había alquilado una habitación en la pensión situada en la primera planta del mismo edificio. Por lo menos dormía de noche. Le pregunté por que no había vuelto a casa de sus padres, que también vivían en Santiago. Dijo que no, que había tenido una discusión cuando tomó la decisión de irse de casa y que quería demostrarle a sus padres que era capaz de hacerlo.
Por una parte me resultaba casi imposible creerme la historia. Por otra había datos objetivos que indicaban que algo raro pasaba. Una renta irrisoira, que no impedía que la vivienda estuviera alquilada mas de tres meses, inquilinos que la abandonaban sorpresivamente y una chicha que trabajaba de noche para pagarse los estudios y afrontaba un alquiler de un piso y una habitación en una pensión. Ningún cuentista en su sano juicio afronta esta situación.
Me dijo que iba a hacer la mudanza en una semana, cuando se pusieran de acuerdo unos amigos que la ayudarían. Después volvería para tomar una decisión definitiva.
Diré que, durante esta segunda cita, encontré a Sara visiblemente afectada. Inquieta, con mala cara, más páilida y los ojos cargados. Perry dirá que son las consecuencias de la juerga de la noche anteiror, es posible, muy gorda tuvo que ser para estar en ese estado a las seis de la tarde.
Epitafio: En el siguiente capítulo metí la pata hasta el extremo de faltar a uno de los principios deontológicos mas sagrados, la confidencialidad entre Letrado y cliente. Exactamente lo mismo que estoy haciendo ahora.
Ya queda poco.
En los días siguientes hablé con la agencia inmobiliaria, que no quería atenderme. Ante mi insistencia y la relación que tenía con un empleado, terminaron confesándome que el piso no había estado alquilado mas de tres meses seguidos desde que lo gestionaban (tres años, creo recordar). Que los inquilinos alegaban ruidos y molestias (sin determinar) para dejarlo, incluso con una renta tan baja, y la inmobiliaria no terminaba de entender qué es lo que pasaba. El último, un hombre que estaba haciendo no sé que doctorado, dejó las llaves y tres meses de renta adelantados y se marchó. Que la finalidad de tener una renta tan baja (fuera del mercado) era alquilarlo rápidamente y con estabilidad.
Les propuse un acuerdo para dejar la vivienda, me dijeron que lo veían difícil pues la propietaria estaba cansada de los continuos incumplimientos de los inquilinos.
Antes cometí un error. La segunda consulta fue la primera o segunda semana del 2002.
Llegó Sara, acompañada de una amiga. Le pregunté si las cosas había mejorado. Me contó que había ocurrido justo lo contrario. Pasó la víspera de Navidad sola en el dichoso piso, estaba viendo la televisión cuando un Papa Noel con unos platillos empezó a sonar. No recordaba haberle puesto pilas y lo comprobó. Efectivamente, no las tenía. Los movimientos de objetos, los charcos, la arena, se producían diariamente, los olores eran continuos. Empezó a tener miedo. Me comentó incluso que creía que se estaba volviendo loca.
Afirmó que todos los sucesos, especialmente los apagones y los olores, se acentuaban cuando entraban amigos (varones) en la casa. En concreto se agitaban los visillos y cortinas con especial virulencia, a pesar de estar todas las ventanas cerradas. Esa corriente la estremecía, le daba muy mal rollo, según sus palabras.
Decía encontrarse muy perturbada, hasta el extremo de que decidió no salir en fin de año, pidiéndole a una amiga que se fuera a dormir con ella. Lo hicieron en habitaciones separadas. A las dos de la mañana se despertó sobresaltada por un fuerte golpe. Acudió al cuarto de su amiga y la encontró incorporada y agarrada a los laterales de la cama. Con una mezcla de miedo e indignación le contó que la cama se había levantado y vuelto a caer (estaba medio dormida) y que ella se marchaba inmediatamente. Lo hicieron las dos (a la casa de la amiga).
Después de aquel suceso, desesperada, pidió cita a una conocida vidente-parapsicóloga llamada Marián Góngora. En la primera cita la vidente dijo que efectivamente en el piso había un espíritu, de mujer. Según le indicaban sus habilidades, se trataba de la dueña del solar, que fue engañada por el constructor del edificio y acabó viviendo casi en la indigencia. Estaba muerta y enterrada en el cementerio de Arteixo, y se llamaba Maruja. Intentó hacerle "ver la luz" (en palabras de la vidente), para que continuara su camino y dejara el piso, pero fracasó en su primer intento. El piso era propiedad de la hija del constructor. Todo parecía indicar que el espíritu quería causarle el mayor perjuicio.
Le dió una piedra de azabache, como amuleto (ya sabeis todos que son de un profundo color negro). Según la vidente tenía el poder de desviar y absorver los efectos nocivos de los espíritus.
Esa historia del día de fin de año fue corroborada, punto por punto, por la chica que la acompañaba.
S- Me crees ahora?.
J- Es indiferente mi opinión, yo sólo trato de buscar una solución a tu problema (mentira, ya me corroía la curiosidad). Le conté mi conversación con la inmobiliaria, que fue ratificada por la portera del edificio.
S- Quieres ver la piedra? La tengo en el bolsillo.
J- (con aparente desdén), psssi.
Sacó una piedra lisa, poco mayor que una canica, redondeada. La sostuve en la palma de mi mano. Conservaba su negro intenso en la mayoría de la superficie, el resto tenía unas decoloraciones como gris perla con extrañas formas; una parecía una lágrima, otra un semicírculo, otras tenían formas irregulares, no angulosas. Según ella (y su amiga), la piedra originalmente era negra, se decoloraba cuando ocurría algo extraño. Cada olor, cada charco, dejaba una marca indeleble.
A estas alturas del cuento seguía pagando la renta, aunque había alquilado una habitación en la pensión situada en la primera planta del mismo edificio. Por lo menos dormía de noche. Le pregunté por que no había vuelto a casa de sus padres, que también vivían en Santiago. Dijo que no, que había tenido una discusión cuando tomó la decisión de irse de casa y que quería demostrarle a sus padres que era capaz de hacerlo.
Por una parte me resultaba casi imposible creerme la historia. Por otra había datos objetivos que indicaban que algo raro pasaba. Una renta irrisoira, que no impedía que la vivienda estuviera alquilada mas de tres meses, inquilinos que la abandonaban sorpresivamente y una chicha que trabajaba de noche para pagarse los estudios y afrontaba un alquiler de un piso y una habitación en una pensión. Ningún cuentista en su sano juicio afronta esta situación.
Me dijo que iba a hacer la mudanza en una semana, cuando se pusieran de acuerdo unos amigos que la ayudarían. Después volvería para tomar una decisión definitiva.
Diré que, durante esta segunda cita, encontré a Sara visiblemente afectada. Inquieta, con mala cara, más páilida y los ojos cargados. Perry dirá que son las consecuencias de la juerga de la noche anteiror, es posible, muy gorda tuvo que ser para estar en ese estado a las seis de la tarde.
Epitafio: En el siguiente capítulo metí la pata hasta el extremo de faltar a uno de los principios deontológicos mas sagrados, la confidencialidad entre Letrado y cliente. Exactamente lo mismo que estoy haciendo ahora.
Ya queda poco.
Jaime- Sexto Hombre
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Fecha de inscripción : 03/03/2008
Re: ¿Creéis en fantasmas?
Bueno he buscado en internet y sale algún resultado sobre el tema, sigue Jaime por dios, sigue, ajja.
Morris- Superestrella
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Edad : 39
Localización : Calahorra
Empleo /Ocios : Pensador
Humor : Ácido, corrosivo.
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Joder, sí que eres rapìdillo, Morris. He dado datos ciertos, quizás tenía que haberlos ocultado para que no os dedicarais a buscar información. Tengo que decir que yo también los he buscado después de inciar el relato y no he encontrado casi nada.
Me van a comer los huevos los espíritus de mis clientes. No he hecho nada en media tarde. Y ahora me tengo que ir a casa.
Penúltimo capítulo.
Mantener la boca cerrada con semejante historia no es fácil. Durante el fin de semana siguiente tuve una comida con unos íntimos amigos. Carla nos quería presentar a su novio, un muchacho al que yo conocía un poco, periodista del Corrego Gallego, con fama de poco recomendable (en ese momento no lo conocía tanto como para opinar si era merecida). Presenté al muchacho, le allané el camino y me porté como un amigo.
Durante la comida, conté la historia, después de haber pedido encarecidamente que no saliera de allí. Una tarde amena.
El Lunes me fui a trabajar, me tomo un café, cojo el periódico y . En la portada del Correo Gallego la puta noticia del piso encantado, con el nombre de la vidente, a la que habían llamado por teléfono y muchos mas datos del piso. Si tengo a mano al cabrón del periodista lo clavo como una chicheta.
A media mañana me llama la novia del capullo ese, para decirme que él no había filtrado la noticia, que debió ser otra persona y tal y Pascual. Ya, yo me chupo el dedo. Lo sabíamos tres personas, mi socio, Sara y yo.
Una cosa aprendí, no tendré en mi vida como amigo a un periodista de sucesos.
Esa misma tarde me llamó Sara, indignada (no podía ser de otra manera). Me dijo que haría la mudanza durante el fin de semana siguiente, que antes volvería a hablar con Marian Góngora y que el lunes pasaría por el despacho.
Epitafio: Señores, me voy a mi casa. Mañana el final del cuento.
Edito: alguien se lo cree? alguna opinión sensata al respecto?
Me van a comer los huevos los espíritus de mis clientes. No he hecho nada en media tarde. Y ahora me tengo que ir a casa.
Penúltimo capítulo.
Mantener la boca cerrada con semejante historia no es fácil. Durante el fin de semana siguiente tuve una comida con unos íntimos amigos. Carla nos quería presentar a su novio, un muchacho al que yo conocía un poco, periodista del Corrego Gallego, con fama de poco recomendable (en ese momento no lo conocía tanto como para opinar si era merecida). Presenté al muchacho, le allané el camino y me porté como un amigo.
Durante la comida, conté la historia, después de haber pedido encarecidamente que no saliera de allí. Una tarde amena.
El Lunes me fui a trabajar, me tomo un café, cojo el periódico y . En la portada del Correo Gallego la puta noticia del piso encantado, con el nombre de la vidente, a la que habían llamado por teléfono y muchos mas datos del piso. Si tengo a mano al cabrón del periodista lo clavo como una chicheta.
A media mañana me llama la novia del capullo ese, para decirme que él no había filtrado la noticia, que debió ser otra persona y tal y Pascual. Ya, yo me chupo el dedo. Lo sabíamos tres personas, mi socio, Sara y yo.
Una cosa aprendí, no tendré en mi vida como amigo a un periodista de sucesos.
Esa misma tarde me llamó Sara, indignada (no podía ser de otra manera). Me dijo que haría la mudanza durante el fin de semana siguiente, que antes volvería a hablar con Marian Góngora y que el lunes pasaría por el despacho.
Epitafio: Señores, me voy a mi casa. Mañana el final del cuento.
Edito: alguien se lo cree? alguna opinión sensata al respecto?
Última edición por Jaime el Mar 02 Dic 2008, 20:20, editado 1 vez
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
He tratado de buscar la portada del correo Gallego pero no la he encontrado. Ese es el único enlace que demuestra que lo que cuento no es una invención.
Epitafio: Dormiríais en ese piso?
Epitafio: Dormiríais en ese piso?
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Este sabado estuve en un manicomio abandonado, no me suenen impresionar ese tipo de cosas (a pesar de que creo que haberlas haylas como decis por ahí...) y estoy planeando ir con los colegas al cortijo jurado (supongo que os sonara) proximamente.Jaime escribió:He tratado de buscar la portada del correo Gallego pero no la he encontrado. Ese es el único enlace que demuestra que lo que cuento no es una invención.
Epitafio: Dormiríais en ese piso?
PosTKaka: Costando 300€ al mes ese piso, antes me asustaria de meterme en una hipoteca que de vivir en el... xD
Leónidas- En el quinteto titular
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Es mentira que el espíritu apareciera después de una Ouija. Dudo que los vecinos dijeran nada; la portera confirmó que los inquilinos anteirores de esa vivienda se quejaban de que pasaban cosas raras.
Mentira también que fueran varias inquilinas, ni que se quisieran ir sin pagar la renta, de hecho pagaban dos rentas, la del piso y la de la pensión.
Es posible que la renta fuera de 240 euros en lugar de 300, pero no hay ninguna duda de que las rentas de mercado para un piso de tres habitaciones en el centro de Santiago eran el doble o mas.
Epitafio: estos periodistas..... No va por ti Kala.
Mentira también que fueran varias inquilinas, ni que se quisieran ir sin pagar la renta, de hecho pagaban dos rentas, la del piso y la de la pensión.
Es posible que la renta fuera de 240 euros en lugar de 300, pero no hay ninguna duda de que las rentas de mercado para un piso de tres habitaciones en el centro de Santiago eran el doble o mas.
Epitafio: estos periodistas..... No va por ti Kala.
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Yo me llevaría una grabadora o una cámara de vídeo para ver si se capta algo.
Epitafio: lo que no haría ni de coña es una Ouija y menos en el cortijo Jurado.
Epitafio: lo que no haría ni de coña es una Ouija y menos en el cortijo Jurado.
Jaime- Sexto Hombre
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
No no, de ouija nada que segun dicen te puedes volver majara perdido y acabar colgado de una lampara o algo asi. Pero si que tengo curiosidad por ver el ambiente que hay allí, grabar algo como tu dices y hacer algunos videos, si al final fructifica la cosa colgare los "documentos" que obtengamos jejeje...Jaime escribió:Yo me llevaría una grabadora o una cámara de vídeo para ver si se capta algo.
Epitafio: lo que no haría ni de coña es una Ouija y menos en el cortijo Jurado.
PosTKaka: Tengo un video colgado en youtube grabado por mi donde al inicio aparece una voz (que en el momento de la grabacion no escuche por alli) y que dice algo no muy acorde a lo que estaba pasando... dice "Tengo Calva"
Edito: Ahora que lo vuelvo a escuchar, el video no fue grabado por mi, fue por mi hermano, pero vamos que yo estaba al lado...
Leónidas- En el quinteto titular
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Don Jaime,
su relato, más allá (mire ud. como traiciona el subconsciente), decía, más allá de contener verdades ectoplásmicas o coartadas estudiantiles, tiene el innegable mérito de enganchar a quien lo lee: qué ritmo, qué manejo de los diálogos, qué afilada intromisión de verosímiles elementos profesionales, qué todo. Le felicito. El enlace facilitado por Kaka pone la guinda al pastel. De lo mejorcito que he leído en el foro, en cualquier foro.
Una vez dicho esto, quisiera dejar alguna impresión ya no sobre éste asunto, que, como digo, me parece de una construcción perfecta (al margen del estilo, la historia lo tiene todo: jovenzuelas asustadas o aún por asustar, abogados, periodistas, hechiceras, comunidades vecinales, entes furibundos, herencias galaicas... Jesús!!), sino sobre la cuestión fantasmil. He la: mi relación con el ultramundo nace en la infancia, como la de todo niño con acceso a historias sobre aparecidos y demás compañas -que es como decir como la de todo niño de cualquier tiempo y lugar. Miles de interminables noches de aterrorizada vigilia atestiguan el miedito que pasé de los, qué sé yo, tres-cuatro-cinco años hasta casi, casi la misma adolescencia. Una vez terminaron tan infaustas veladas, parece que el mundo material acabó imponiéndose al sobrenatural y, obviando alguna historia ajena que durante algún tiempo me hizo dudar, a día de hoy me veo en la triste obligación de declararme escéptico en lo tocante a la cuestión espectral.
Y digo que me veo en la triste obligación porque no vacilo en afirmar que, de haber un Otro Mundo, a poco osado (o incluso curioso) que fuese uno, no quedarían más cáscaras que intentar meter la naricilla en él; y esto porque en Este Mundo nuestro las cosas acaban siendo siempre mentira, por delante y por detrás, de tal forma que sería imperdonable tener la posibilidad de acceder, de una vez por todas, a algo auténticamente veraz, ajeno a los humanos intereses, y no querer hacerlo por "lo que pueda pasar". Así que, enlazando el extraordinario caso de la rúa Rosalía de Castro y esto que vengo diciendo, por supuesto que hubiera pasado una noche en dicho inmueble -lástima que ya no se pueda hacer el experimento, libre como está de presencias tras los pases mágicos de la Sra. Góngora. Ahora: no lo haría solito, porque la autosugestión es cosa bien probada, pero sí con alguna compañía intrépida -como la de, por ejemplo, el profesor Tristanbraker, a quien tengo el gusto de conocer, y quien jamás, en nuestras laaargas conversaciones, me habló de más fantasmadas que las suyas propias.
Eso sí, quisiera dejar constancia para la reflexión de una experiencia vivida en primera persona: hace ya algunos años que no me sucede, pero tiempo atrás, generalmente después de haber realizado un intenso ejercicio físico por la mañana, no era extraño que despertara en mitad de la siesta como despojado de todo control sobre mis músculos; esta sensación era harto desagradable, pues era consciente de lo que pasaba a mi alrededor (o sea, nada, porque solía estar en mi cuarto, con la persiana bajada, solo) y, sin embargo, no era capaz de hacer nada con mi corporeidad. Siempre lo achaqué al sobreesfuerzo y nunca lo consulté con el médico. En cierta ocasión se lo dije a un amigo (el que habló con Plaza en el tren que ya os contara), quien se mostró extrañado. Al día siguiente, él mismo me llamó para decirme que le había pasado durante esa noche lo mismo que yo le dijera, por primera vez en su vida.
Sólo añadir que esta sensación de sentirme prisionero dentro de mí mismo sólo se conjuraba si era capaz de relajar del todo mi mente, puesto que luchar contra ella a base de nervio era del todo contraproducente -sentía entonces como una especie de tensión que me irritaba del todo. Ah, y que en una de estos episodios, en una plácida tarde, tuve la absoluta certeza de que a los pies de mi cama había alguien o algo con forma humana, como una sombra, que se esfumó toda vez que pude recobrar el control sobre lo que creo que es mi cuerpo.
su relato, más allá (mire ud. como traiciona el subconsciente), decía, más allá de contener verdades ectoplásmicas o coartadas estudiantiles, tiene el innegable mérito de enganchar a quien lo lee: qué ritmo, qué manejo de los diálogos, qué afilada intromisión de verosímiles elementos profesionales, qué todo. Le felicito. El enlace facilitado por Kaka pone la guinda al pastel. De lo mejorcito que he leído en el foro, en cualquier foro.
Una vez dicho esto, quisiera dejar alguna impresión ya no sobre éste asunto, que, como digo, me parece de una construcción perfecta (al margen del estilo, la historia lo tiene todo: jovenzuelas asustadas o aún por asustar, abogados, periodistas, hechiceras, comunidades vecinales, entes furibundos, herencias galaicas... Jesús!!), sino sobre la cuestión fantasmil. He la: mi relación con el ultramundo nace en la infancia, como la de todo niño con acceso a historias sobre aparecidos y demás compañas -que es como decir como la de todo niño de cualquier tiempo y lugar. Miles de interminables noches de aterrorizada vigilia atestiguan el miedito que pasé de los, qué sé yo, tres-cuatro-cinco años hasta casi, casi la misma adolescencia. Una vez terminaron tan infaustas veladas, parece que el mundo material acabó imponiéndose al sobrenatural y, obviando alguna historia ajena que durante algún tiempo me hizo dudar, a día de hoy me veo en la triste obligación de declararme escéptico en lo tocante a la cuestión espectral.
Y digo que me veo en la triste obligación porque no vacilo en afirmar que, de haber un Otro Mundo, a poco osado (o incluso curioso) que fuese uno, no quedarían más cáscaras que intentar meter la naricilla en él; y esto porque en Este Mundo nuestro las cosas acaban siendo siempre mentira, por delante y por detrás, de tal forma que sería imperdonable tener la posibilidad de acceder, de una vez por todas, a algo auténticamente veraz, ajeno a los humanos intereses, y no querer hacerlo por "lo que pueda pasar". Así que, enlazando el extraordinario caso de la rúa Rosalía de Castro y esto que vengo diciendo, por supuesto que hubiera pasado una noche en dicho inmueble -lástima que ya no se pueda hacer el experimento, libre como está de presencias tras los pases mágicos de la Sra. Góngora. Ahora: no lo haría solito, porque la autosugestión es cosa bien probada, pero sí con alguna compañía intrépida -como la de, por ejemplo, el profesor Tristanbraker, a quien tengo el gusto de conocer, y quien jamás, en nuestras laaargas conversaciones, me habló de más fantasmadas que las suyas propias.
Eso sí, quisiera dejar constancia para la reflexión de una experiencia vivida en primera persona: hace ya algunos años que no me sucede, pero tiempo atrás, generalmente después de haber realizado un intenso ejercicio físico por la mañana, no era extraño que despertara en mitad de la siesta como despojado de todo control sobre mis músculos; esta sensación era harto desagradable, pues era consciente de lo que pasaba a mi alrededor (o sea, nada, porque solía estar en mi cuarto, con la persiana bajada, solo) y, sin embargo, no era capaz de hacer nada con mi corporeidad. Siempre lo achaqué al sobreesfuerzo y nunca lo consulté con el médico. En cierta ocasión se lo dije a un amigo (el que habló con Plaza en el tren que ya os contara), quien se mostró extrañado. Al día siguiente, él mismo me llamó para decirme que le había pasado durante esa noche lo mismo que yo le dijera, por primera vez en su vida.
Sólo añadir que esta sensación de sentirme prisionero dentro de mí mismo sólo se conjuraba si era capaz de relajar del todo mi mente, puesto que luchar contra ella a base de nervio era del todo contraproducente -sentía entonces como una especie de tensión que me irritaba del todo. Ah, y que en una de estos episodios, en una plácida tarde, tuve la absoluta certeza de que a los pies de mi cama había alguien o algo con forma humana, como una sombra, que se esfumó toda vez que pude recobrar el control sobre lo que creo que es mi cuerpo.
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Bueno a mi me pasa algo cuanto menos curioso, he tenido varias experiencias en este tema:
Cierto día acudía a un cursillo de climatización en Logroño, iba conduciendo, sin pensar en nada en concreto, esas veces que liberas la mente y la dejas en blanco, entonces vino a mi cabeza un pensamiento; que si por casualidad una piedrita saltase a mi cristal y lo rompiera, el seguro se tendría que hacer cargo de él, y a continuación, a los 5 segundos, una china saltó en mi cristal ante mi asombro, me quedé blanco...
No queda ahí la cosa, pues ya en el cursillo, ante mi aburrimiento (nunca me ha gustado atender) de nuevo dejo la mente en blanco (evidentemente sin quererlo), y me viene a la cabeza un pensamiento, como hacer que se acabe el cursillo, entonces pienso que una solución sería bajar los térmicos del cuadro y.... ZAS se apaga la luz de la habitación durante unos segundos.
No acaba aquí mi historia con las intuiciones, el otro día estaba trabajando y comentando con un compañero la bonita voz de la nueva cantante de la oreja de van gogh, él me dice que no la ha escuchado todavía (vamos en la furgoneta), y yo dándomelas de listillo pongo rápidamente la radio como si fuera a sonar la nueva canción... no suena...
Pero por la tarde, estamos arreglando un lavavajillas, estoy sujetando una tuerca mientras él rosca el tornillo y de repente me viene a la cabeza ese tema, corro a la radio, muevo la ruedecilla del sintonizador y de repente se escucha en cadena dial: -Y desde San Sebastián; La oreja de Van Gogh... mi compañero lo entendió rápidamente y se creó un clima extrañísimo en la sala.
Sé que quizá esto no tiene nada que ver con la parapsicología pues para mi la intuición es un sentido más como el tacto o la vista pero que está aún por educar.
¿Acaso no os ha pasado nunca, ir por la calle pensando en alguien y encontraroslo?, ¿o mirar al teléfono móvil y de repente entraros una llamada de vuestra novia, esposa o mejor amigo?. Yo pienso que el cerebro maneja muchísima más información de la que nosotros sabemos, un aroma, un sonido que no llegamos a percibir del todo pero nuestro cerebro si, y nos avisa, pero de otra manera.
Os recomiendo un libro que habla del tema: Inteligencia intuitiva de Malcolm Gladwell.
Ni que decir tiene que las 11:11 es un numero que lleva persiguiendome toda la vida, siempre miro el reloj y es esa hora, puede que ser fijación, pero ahi está.
Cierto día acudía a un cursillo de climatización en Logroño, iba conduciendo, sin pensar en nada en concreto, esas veces que liberas la mente y la dejas en blanco, entonces vino a mi cabeza un pensamiento; que si por casualidad una piedrita saltase a mi cristal y lo rompiera, el seguro se tendría que hacer cargo de él, y a continuación, a los 5 segundos, una china saltó en mi cristal ante mi asombro, me quedé blanco...
No queda ahí la cosa, pues ya en el cursillo, ante mi aburrimiento (nunca me ha gustado atender) de nuevo dejo la mente en blanco (evidentemente sin quererlo), y me viene a la cabeza un pensamiento, como hacer que se acabe el cursillo, entonces pienso que una solución sería bajar los térmicos del cuadro y.... ZAS se apaga la luz de la habitación durante unos segundos.
No acaba aquí mi historia con las intuiciones, el otro día estaba trabajando y comentando con un compañero la bonita voz de la nueva cantante de la oreja de van gogh, él me dice que no la ha escuchado todavía (vamos en la furgoneta), y yo dándomelas de listillo pongo rápidamente la radio como si fuera a sonar la nueva canción... no suena...
Pero por la tarde, estamos arreglando un lavavajillas, estoy sujetando una tuerca mientras él rosca el tornillo y de repente me viene a la cabeza ese tema, corro a la radio, muevo la ruedecilla del sintonizador y de repente se escucha en cadena dial: -Y desde San Sebastián; La oreja de Van Gogh... mi compañero lo entendió rápidamente y se creó un clima extrañísimo en la sala.
Sé que quizá esto no tiene nada que ver con la parapsicología pues para mi la intuición es un sentido más como el tacto o la vista pero que está aún por educar.
¿Acaso no os ha pasado nunca, ir por la calle pensando en alguien y encontraroslo?, ¿o mirar al teléfono móvil y de repente entraros una llamada de vuestra novia, esposa o mejor amigo?. Yo pienso que el cerebro maneja muchísima más información de la que nosotros sabemos, un aroma, un sonido que no llegamos a percibir del todo pero nuestro cerebro si, y nos avisa, pero de otra manera.
Os recomiendo un libro que habla del tema: Inteligencia intuitiva de Malcolm Gladwell.
Ni que decir tiene que las 11:11 es un numero que lleva persiguiendome toda la vida, siempre miro el reloj y es esa hora, puede que ser fijación, pero ahi está.
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Re: ¿Creéis en fantasmas?
Lo de la paralización muscular lo he visto en mi mismo y en mi propio padre. Una noche de verano como otra cualquiera me hallaba yo en la terraza con mi portatil intentando escapar del sofocante calor del interior de la casa, a eso que voy a por un vaso de agua (un cubatin, para que nos vamos a engañar) para ver si con ello refrescaba el gaznate, y me vi a mi padre tumbado en el sofa (cosa no extraña a esas horas de la noche) pero con la mirada como perdida, sin mover un musculo, intento llamarle pero no responde, al cabo de un par de minutos volvió en sí y dijo que algo le habia impedido moverse durante aquellos minutos...
Y a mi mismamente me pasó en el lugar exacto donde escribo estas líneas, en mi propia cama, dormia yo placidamente la siesta, cuando de repente y sin motivo alguno, me desperté y para mi sorpresa al intentar incorporarme noté como si mi cuerpo "no me hiciera caso" no se cuanto estuve de aquella guisa, pero veía pasar a mi madre en sus quehaceres diarios por el pasillo sin poder articular siquiera palabra, pasado un tiempo conseguí incorporarme sin encontrar explicacion a este hecho...
En cuanto a espectros, no he tenido la ocasion de entablar relacion alguna con alguno (valga la rebuznancia como diría aquel), pero lo que si he notado en ocasiones es esa sensacion de sentirte observado, que algo o alguien tiene clavados sus ojos en ti, sobre todo en una habitacion de la casa de mi abuela (donde curiosamente hace un frio del carajo).
PosTKaka: En esa misma casa, no se si fruto de la ensoñación o no (aunque yo juraria que estaba en plenas facultades) he escuchado alguna vez portazos abajo a eso de las 3 de la mañana (sin haber nadie abajo ni ventana alguna por la que se pudiera colar el aire) amen de escuchar como alguien subía las escaleras (cuando hacia horas que todos estaban durmiendo...)
Y a mi mismamente me pasó en el lugar exacto donde escribo estas líneas, en mi propia cama, dormia yo placidamente la siesta, cuando de repente y sin motivo alguno, me desperté y para mi sorpresa al intentar incorporarme noté como si mi cuerpo "no me hiciera caso" no se cuanto estuve de aquella guisa, pero veía pasar a mi madre en sus quehaceres diarios por el pasillo sin poder articular siquiera palabra, pasado un tiempo conseguí incorporarme sin encontrar explicacion a este hecho...
En cuanto a espectros, no he tenido la ocasion de entablar relacion alguna con alguno (valga la rebuznancia como diría aquel), pero lo que si he notado en ocasiones es esa sensacion de sentirte observado, que algo o alguien tiene clavados sus ojos en ti, sobre todo en una habitacion de la casa de mi abuela (donde curiosamente hace un frio del carajo).
PosTKaka: En esa misma casa, no se si fruto de la ensoñación o no (aunque yo juraria que estaba en plenas facultades) he escuchado alguna vez portazos abajo a eso de las 3 de la mañana (sin haber nadie abajo ni ventana alguna por la que se pudiera colar el aire) amen de escuchar como alguien subía las escaleras (cuando hacia horas que todos estaban durmiendo...)
Leónidas- En el quinteto titular
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