Público Lakers vs Público Celtics

http://www.marca.com/edicion/marca/baloncesto/nba/playoffs08/es/desarrollo/1135405.html


Veinte minutos antes del inicio de los partidos de los Lakers y como si
estuvieras en un avión, los videomarcadores del Staples Center indican
qué hacer en caso de alarma, por dónde abandonar las instalaciones si
hay una emergencia, cuáles son las puertas de salida a la calle
Figueroa, cómo hacerlo escalonadamente y con el mejor criterio. Esto es
América y está todo previsto. Vamos a imaginar qué sucedería en caso de
que se encendiera el botón rojo. Nada más sonar la sirena habría un
minuto de pánico, pero luego la gente reaccionará bien y dejaría las
butacas vacías como quien se levanta del sofá del salón para ir al baño
un martes por la noche en un descanso de House. La hinchada de los
Lakers es así. Se toma el encuentro como si estuviera en el teatro, así
que su corazón no se resentirá porque es de hielo. No pasaría nada
porque en la grada del Staples siempre reina la calma. Es lo que tiene
estar en el Liceo.

El ‘factor cancha’ no es algo que disfrute Pau Gasol en Los Angeles.
Nunca un equipo tan grande tuvo una afición tan acomodada y pasiva, tan
indulgente con sus chicos y tan comprensiva con el rival, que juega a
placer aquí. Todavía no sé sabe si van a ver ganar a su equipo, a cenar
unos nachos con queso o algún hot-dog con extra de mostaza, a
contemplar a pocos metros las estrellas de Hollywood, a dar la mano al
tío Jack, a bailar la música de Randy Newman y su ‘I Love L.A’. Da
lástima. La de españoles que darían medio brazo por estar aquí.

Comparaciones odiosas
Las
Finales te dan la ocasión de comparar. Viniendo de Boston es como si
aterrizaras procedente de la luna. La hinchada de los Celtics se
comporta como si le fuera la vida en ello, como debería de ser. Igual
que se las gastan en Europa en partidos como estos. Media hora antes
del encuentro, el Garden está casi lleno y se les ve a los fans
vestidos con la camiseta blanca de ‘Beat L.A’, la que ha facilitado el
club para colorear el ambiente. Todos se la ponen, los del gallinero y
los de la primera fila. Tienen un enemigo común y un único objetivo,
que gane su equipo como sea. Han pagado por la entrada, pero no
contentos con lo gastado, se dejan también el alma. Cuando presentaron
a los Lakers ni se escuchó al ‘speaker’ y cuando éstos remontaron 27
puntos en el segundo partido abortaron la hecatombe gritando como
locos, con la vena del cuello a punto de estallar. A lo Camarón. Igual
que en L.A.

Sorprende ver en el Staples como, en pleno partido, los vomitorios
están llenos de gente en busca de algo qué comer o qué beber. Aquí se
puede consumir alcohol durante los encuentros, pero los hinchas de los
Lakers no animan a sus héroes ni dopados. En la tienda oficial del
equipo hay gente comprando. ¿No han tenido tiempo antes?

Eso sí,
se comportan con una extraordinaria deportividad. Esto también es
imposible imaginarlo en Europa. Numerosos aficionados de los Celtics
caminaban con normalidad por los pasillos del Staples y bromeaban con
los de los Lakers, de nuevo acongojados tras un segundo cuarto
calamitoso (16-30). Pero el tema no llega a más. Del pique gracioso no
pasa.

En el tercer cuarto, los hinchas amarillos sí dieron la cara. Nunca
llegarán a los decibelios de otras canchas, pero apoyaron al equipo a
su manera. Era el último partido de la temporada en el Staples y
también el más crudo de toda la campaña para sus chicos. La grada
terminó de venirse arriba con un tapón de Pau sobre Ray Allen en el
último cuarto, con el partido por decidir, pero enfocado hacia la
supervivencia de los Lakers, pero que terminó de decidirse en el último
minuto. Nicholson también se levantó para aplaudir al catalán, rabioso
como en pocas ocasiones. Ya había dicho que estaba así. En los
videomarcadores también habían lanzado un mensaje antes del comienzo
del encuentro. “En nuestra casa, no”. Por el título de los Celtics. Y
se cumplió.




































Comentarios

Muy interesante Jimmy. La verdad es que lo que comentas es histórico. Si alguno (que seguro que sí) ha visto las finales entre estos mismos equipos en los ochenta puede comprobar que la diferencia resulta cómica. En Boston la gente se enciende con las decisiones arbitrales, gritan como posesos en cada trifulca, en aquella época eran bastante habituales con gente como D johnson, McHale el propio Bird por un lado y por el otro el indomable Kurt Rambis etc...mientras en el antiguo Forum, nadie parecía tener ganas de perder la compostura, si acaso una única voz de "defense" cuando las cosas se ponían feas.

Saludos from da houz

Espectacular el ambiente durante el sexto partido. Parecía un estadio europeo con los cánticos de la afición.

Epitafio: realmente emocionante.

Puede sonar a absoluta tontería lo que voy a decir, y quizá lo sea. Pero es que no va es mismo tipo de espectador a un estadio o a otro. Decís que la afición de Boston es más europea. Es que Boston es la ciudad más europea de todos los Estados Unidos, una especie de Dublín, pero a lo bestia. Y los que van al Garden son “currantes” de ascendencia irlandesa o italiana.

Estocada: Y esos siempre pondrán más carne en el asador que un público tan glamouroso y burgués como el de los Lakers.

Coincido con todos vosotros. Cuando Lakers y Celtics se enfrentan no sólo lo hacen dos equipos sino dos formas de entender la vida y el baloncesto. Aunque Larry, Kevin, Robert, Dennis o Danny eran buenos jugadores siempre llevaron a cabo un baloncesto más sobrio que Los Ángeles de Magic Worthy y compañía. Igual ha ocurrido ahora. Pierce, KG y Allen se han puesto al servicio del equipo para ganar a base de defensa, perder pocos balones y buenos tiros, sin alardes.

Lo de las aficiones ha sido inigualable. El Garden parecía Anfield cuando se puso a cantar. Se me puso la piel de gallina. 22 años han merecido la pena y a ver si hay suerte y ganamos un par de anillos más. No hay margen para más.

Un saludo foreros.