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Mensaje por Trancos Vie 07 Mar 2008, 17:46

Comienzo aquí mi serie de crónicas de batallas famosas en la Historia de la Guerra:

Chancellorsville: 1-3 de Mayo de 1863.

Antecedentes

El ejército del Potomac: relevo en el mando

A finales del año 1862 el Ejército del Norte de Virginia (Confederado) al mando del General Robert. E. Lee acampaba al borde del río Rhappahanock mientras el ejército del Potomac (Federal) hacía lo propio en la otra ribera del río.
No hacía mucho la última ofensiva del ejército federal al mando del General Burnside se había estrellado contra la férrea defensa confederada al otro lado del río y ambos ejércitos se lamían las heridas. El terreno elevado en la orilla confederada y las fortificaciones construidas facilitaron la defensa y dieron la victoria al Sur. La batalla conocida como la batalla de Frederisckburg resultó en una derrota sangrienta y costosa para el ejército nordista que acabó perdiendo casi 20.000 hombres, el doble que las bajas sufridas por el ejército rebelde.

La moral del ejército federal después de dicha batalla estaba por los suelos. Desde que Robert E. Lee era comandante del ejército del Norte de Virginia los federales habían sufrido derrota tras derrota, si exceptuamos Antietam Creek. La batalla de Frederiskburg había sido una carnicería.

Durante esa batalla Lee diría estas famosas palabras: “la guerra es algo horrible y mejor que sea así porque podría llegar a gustarnos demasiado.”

La intención del comandante nordista, Burnside, de volver a intentar un cruce del río antes de las lluvias provocó serias discusiones entre los oficiales federales que veían en esa nueva campaña los mismos defectos que habían llevado a la derrota tan reciente en Frederiskburg. Algunos de ellos, haciendo caso de lo que les dictaba su corazón, plantearon a Abraham Lincoln la necesidad perentoria de un cambio de mando en el Ejército del Potomac o de suspender ese ataque suicida. La posibilidad de que fuera a producirse otra carnicería provocó que las deserciones estuvieran al orden del día. El desánimo cundía tanto entre las tropas como entre los altos rangos de la oficialidad y desde Washington las presiones para pedir la paz con el Sur eran cada vez más fuertes en algunos círculos políticos y sociales.

En esa situación de haber tocado fondo, Abraham Lincoln cambió a Burnside por George “Fighting” Joe Hooker. Hooker era uno de los que más habían atacado a Burnside. Desde el inicio de la guerra Hooker había mostrado sus dotes para criticar a sus superiores y para ensalzar sus propias virtudes. Era una persona que se había granjeado muchos enemigos con esa actitud pero mostraba algo que no habían mostrado hasta entonces los diversos comandantes que había tenido el Ejército del Potomac: agresividad y espíritu combativo o eso parecía.

Lincoln se lo dijo bien claro: “ahora no podrá descargar las culpas de una derrota en sus superiores. Consiga una victoria.”

El relevo de Burnside por Hooker supuso un cambio radical a mejor. El ejército nordista pasó de tener la moral por los suelos a empezar a creer en sus propias posibilidades y en plantearse en derrotar decisivamente (para ellos Antietam es una victoria pírrica, cuando no unas tablas), por primera vez, al “invencible” ejército de Robert E. Lee.
Hooker demostró ser un genial administrador. Dobló las raciones de comida para toda la tropa, persiguió duramente la corrupción que enturbiaba el reparto de los suministros y la administración en general, se redobló la disciplina y se intensificaron las revistas a las tropas y su entrenamiento. Las deserciones fueron duramente castigadas y perseguidas y se fomentó un sistema de permisos autorizados para salir del campamento que aumentaron la moral. En menos de dos meses el ejército nordista redujo su tasa de deserción al mínimo, la moral subía día tras día y la confianza en Hooker se fue acrecentando.

Hooker además, implementó la formación de Cuerpos en el Ejército y a cada uno les dio una insignia. Eso ayudó a fomentar un “espíritu de Corps” y de rivalidad sana entre Cuerpos de Ejército.

Para finales de enero principios de febrero de 1863 el Ejército del Norte era uno de los mejores ejércitos del mundo, bien pertrechado y alimentado, sus cifras alcanzaban los 140.000-150.000 hombres. Su artillería era moderna y numerosa y su caballería, aún no pudiendo rivalizar aún con la confederada, empezaba a dar señales de que pronto sería una amenaza seria. Bajo estas condiciones de recuperación de la moral fue creciendo el convencimiento que el papel que estaba desempeñando Joe Hooker era decisivo y los soldados creían que, por fin, tenían alguien al mando que les haría ganar batallas y acabar con la supuesta superioridad del ejército confederado acampado en el otro lado del río.


El ejército del Norte de Virginia

El ejército Confederado por el contrario, estaba en condiciones muy diferentes al del Norte.

Las tasas de deserción eran muy bajas ya que sentían estar luchando por una causa justa y noble contra “esa gente” (así llamaba el general Lee a los yankees) y, por tanto, estaban más motivados a defender su “país” de unos “invasores”.

Los soldados rebeldes, a diferencia del ejército del norte, no dudaban en absoluto de sus oficiales y tenían una gran confianza y respeto hacia ellos. El general Robert E. Lee era idolatrado por las tropas y respetado por sus enemigos. Nadie dudaba que era un gran general y todos lo reverenciaban profundamente.

La relación entre los mandos rebeldes y sus hombres era de una gran afinidad y eso les había hecho ganarse la reputación de ser un ejército temible. Siempre en condiciones de inferioridad numérica habían conseguido repeler los ataques federales una vez y otra e incluso habían tomado la iniciativa y amenazado Washington. No sería la última vez.

A diferencia del ejército del norte los confederados tenían un grave problema de suministros y las raciones se habían reducido a ¼ durante esos días. La lucha del ejército confederado era una lucha por su subsistencia diaria, vivía el día a día con lo que podían pescar, recolectar y rapiñar al enemigo, así como lo que podían ir reuniendo de los escasos suministros que llegaban vía férrea. Un problema de logística en la red viaria desde Richmond (la capital confederada) hasta el campamento impedía reunir reservas suficientes para poder alimentar y pertrechar adecuadamente a las tropas.

En esta situación logística tan grave Robert E. Lee, que siempre había sido un militar con mentalidad ofensiva, no tenía más remedio que esperar los acontecimientos y tomar una postura defensiva ante la inminente campaña federal. La incapacidad para reunir reservas suficientes le impedía llevar a cabo su proyectada campaña para invadir el Norte y amenazar Washington.

Obligado por las circunstancias y por la necesidad de alimentar adecuadamente a los tropas, Lee repartió por todo el estado de Virginia a la artillería y caballería para no presionar los recursos alimentarios de la zona. Por si fuera poco, la presión de los federales en otros frentes obligo a que Lee tuviera que prestar dos de las mejores divisiones de Longstreet (unos 20.000-25.000 hombres) y al propio Longstreet para tareas defensivas al sudeste de Richmond. Longstreet era uno de los lugartenientes de Lee, un hombre en el cual Lee depositaba toda su confianza, su mano derecha durante toda la guerra.

Sin esas dos divisiones de élite el ejército de Lee contaba con unos efectivos de unos 65.000-69.000 hombres, incluida la artillería y la caballería, y estaba en una gran inferioridad numérica ante el ejército federal que le doblaba de largo en número. Lee tenía confianza que en caso de un ataque federal Longstreet pudiera llegar a tiempo, pero las circunstancias impidieron que eso ocurriera, como veremos.

Ante esta situación de inferioridad Lee fortificó las alturas que había justo después de la orilla del río y mejoró las defensas. Se cavaron trincheras a lo largo de todo el frente, sobre todo en las alturas. La experiencia obtenida en la batalla de Frederiskburg dejaba claro que unos pocos hombres en buenas posiciones defensivas podían detener a un enemigo numéricamente superior sin demasiados problemas.
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Mensaje por Trancos Vie 07 Mar 2008, 17:48

Preliminares a la batalla


Para finales de abril de 1863 todo estaba dispuesto para la inminente campaña. El ejército confederado esperaba bien atrincherado y el ejército del Norte se preparaba para una nueva ofensiva con ánimos renovados. Pero, ¿cómo cruzar el río Rhappahanock sin sufrir otra dura carnicería como en Frederiskburg?. ¿Qué podía hacer George Hooker para cruzar ese río y cómo debía enfocar esa futura campaña?.

Desde su llegada al mando Hooker desarrolló y potenció al máximo la recogida de información sobre el enemigo. Potenciando y exprimiendo a toda una red de espías e informadores, más el uso de unos globos aerostáticos que había a lo largo del Rhappahanock, Hooker pudo reunir toda la información que deseaba sobre el ejército confederado. Nunca hasta entonces un comandante había llegado a saber tanto sobre el ejército enemigo.
Para tomar sus primeros pasos en la campaña que proyectaba y que debían llevar al ejército federal a la otra parte del río, Hooker quería saberlo todo sobre su enemigo y lo logró. En poco tiempo y después de una recogida exhaustiva de información, Hooker sabía exactamente el número de hombres que tenía el ejército confederado, la composición de esas fuerzas y su emplazamiento. Sabía, por ejemplo, que Longstreet había partido con dos divisiones lejos al sur y que los problemas de suministro confederados estaban al orden del día. Era el momento indicado.

El general Lee no sabía qué esperar de Hooker. Hasta entonces todos los generales federales con los que Robert E. Lee se había enfrentado habían demostrado ser demasiado prudentes, poco agresivos y carentes de flexibilidad e imaginación. El conocer bien a sus rivales daba fuerza y ventaja efectiva a Lee en el campo de batalla. Saber cómo pensaban sus rivales le permitía ganar la iniciativa en cada enfrentamiento porque conocía las debilidades de sus adversarios.

Pero Hooker era diferente. Lee no lo conocía y no sabía qué esperar de él. Con el tiempo Lee fue llegando a la conclusión que Hooker no era muy diferente a los generales yankees a los que se había enfrentado hasta entonces. Sin querer, Lee estaba infravalorando la habilidad de Joe Hooker para sorprenderle.


El plan de Hooker: el plan más ambicioso visto hasta entonces

Hooker tenía un plan innovador, audaz y que si era llevado a cabo correctamente supondría una durísima amenaza para el ejército confederado.

El plan consistiría en dividir a sus fuerzas en 2 grandes ejércitos.

·Un ejército de unos 65.000-75.000 hombres al mando del propio Hooker subiría velozmente orilla arriba en secreto y cruzaría el río por diversos pasos poco protegidos antes de dar tiempo a los confederados a que supieran lo que ocurría. La caballería del General Stonneman, que partiría unos días antes para su misión, serviría de pantalla para los movimientos de ese ejército. El objetivo era cruzar el río rápidamente y avanzar hasta llegar por sorpresa al flanco del ejército atrincherado de Lee, a la altura de Chancerllorsville.

.El otro ejército estaría al mando del general Sedgwick y contaría con unos 50.000 hombres más. Su misión sería cruzar el río directamente justo delante del ejército confederado usando puentes de pontones y su misión sería hacer frente al ejército rebelde para fijar sus posiciones y que no pudieran reforzar al flanco izquierdo confederado amenazado por el flanqueo del ejército de Hooker. Era un ejército señuelo.

El plan era brillante, conceptualmente era algo que no se había hecho nunca hasta entonces por parte del Ejército federal, se salía de lo "tradicional". Suponía la amenaza más grande que el ejército confederado habría de hacer frente desde el inicio de la guerra civil porque podía significar la destrucción del ejército confederado o una retirada hasta Richmond nada halagüeña.

Hooker pretendía con su plan dos cosas:

·Que el ejército confederado retrocediera ante la amenaza y saliera de sus posiciones atrincheradas.

·Llevar la lucha al terreno que eligiera Hooker, no Lee. Hooker iba a poner a prueba la capacidad de mando de Lee a extremos insospechados y por primera vez pretendía robarle totalmente la iniciativa.
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Mensaje por Trancos Vie 07 Mar 2008, 17:51

Empieza la Campaña


Primeros movimientos: secretismo absoluto


A finales de mayo se ponía en marcha el plan tan duramente elaborado. El ejército de Hooker parte en silencio río arriba, con la moral alta. Hooker no quería que su plan fuera desvelado ni que llegara a oídos indiscretos así que no notificó a sus generales el destino final de sus fuerzas ni el objetivo que quería llevar a cabo. Sólo Hooker y su segundo al mando sabían realmente cuál era el plan en su totalidad. Con esa idea se intentaba evitar filtraciones y mantener en secreto el destino final de sus tropas. Ningún soldado ni oficial sabía nada en absoluto de hacia dónde iban. El secretismo era total.

Una demostración de la molestias que se tomó el ejército de Hooker y de la precaución con la que se obró era que toda la población que encontraba el ejército en su avance era puesta bajo arresto domiciliario. No iban a permitir que nadie contara nada al ejército confederado.

En una marcha llevada con un altísimo ritmo y con una gran demostración de coordinación y poder logístico el ejército de Hooker cruzaba el río Rhappahanock sin apenas oposición en prácticamente un día y medio, asentándose firmemente en la orilla confederada después de algunos intercambios de fuego con algunos piquetes sudistas, sorprendidos totalmente por la magnitud del avance. Los ingenieros nordistas trabajaron duramente para construir puentes de pontones en un tiempo récord y en menos tiempo aún el ejército federal avanzaba y cruzaba el río directo a Chancerllorsville, lugar de destino.

El éxito del avance federal no sólo se debía a la suerte ni al secretismo que envolvía a toda la operación ni al esfuerzo de las tropas. Los servicios secretos federales, en una lección de espionaje y contraespionaje fantásticos nunca vistos, consiguieron despejar de tropas sudistas las defensas del río por los lugares que iban a ser cruzados por el ejército de Hooker. El servicio de inteligencia federal había descubierto que el sistema de señales y de información que usaba el Ejército del Potomac era conocido totalmente por el ejército confederado. Los sudistas habían logrado “descodificar” el significado del sistema de señales nordista pero los federales no hicieron nada para cambiarlo esperando una oportunidad para explotar ese factor. Ahora era el momento: aprovechando la circunstancia hicieron pasar la falsa información de que la caballería federal iba a atacar la región situado al oeste del río Rhappahanock, amenazando a varias milicias confederadas situadas en la zona y al sistema de comunicaciones a lo largo del camino.

El anzuelo ya estaba puesto y los confederados picaron. Jeb Stuart, el admirado general de caballería confederado, fue enviado directamente a esa zona dejando despejados muchos pasos del río o menos defendibles.

Así pues para el dia 30 de mayo el ejército de Hooker había cruzado el río con autoridad y continuaba acercándose a Chancerllorsville, amenazando el flanco de todo el ejército rebelde sin que apenas el enemigo tuviera una idea clara de qué era lo que estaba ocurriendo.
Ese mismo día al amanecer y aprovechándose de una niebla espesa en algunos puntos del río, el ejército de Sedgwick avanzaba por sorpresa a través del mismo, lo cruzaba en diversos vados y asentaba diversas cabezas de playa en suelo enemigo usando incluso botes y barcazas, sin apenas bajas serias ni enfrentamientos de consideración.

Puesto que la orilla sudista estaba a tiro de los cañones federales, el general Lee había dispuesto que las defensas se centraran en las elevaciones que había más en el interior, fuera del alcance de las poderosas armas de apoyo federales. Esas elevaciones eran donde el ejército de Lee había ordenado mejorar las defensas y era ahí donde Lee sabía que el ejército enemigo se estrellaría, no en la orilla.


Entre la espada y la pared: entre Hooker y Sedgwick. Situación crítica

La situación se agrava para el ejército confederado cuando empiezan a llegar los primeros informes y despachos notificando que, además del ejército de Sedgwick, otro gran ejército federal avanza por el flanco izquierdo desprotegido del ejército rebelde. El General Lee empieza a alarmarse por la magnitud de la amenaza que se cierne sobre ellos.

Decide visitar el río para evaluar la amenaza que supone el ejército de Sedgwick que se asienta ya firmemente en la parte confederada del mismo. Hace llamar al mítico general Stonewall Jackson, cuyas divisiones defienden esos sectores y juntos evalúan la situación en ese lado.

La situación es crítica: casi 60.000 federales amenazan las posiciones confederadas directamente a través del río. Prácticamente esas fuerzas igualan a todo el ejército confederado y por si fuera poco un segundo ejército nordista entre 65.000 y 75.000 hombres al mando del general Hooker avanza directo hacia ellos para flanquearlos. La situación es alarmante, dramática para el ejército del Norte de Virginia. En una operación sin igual, en una maniobra fantástica y con una gran demostración de poder logístico, el ejército federal ha puesto en entredicho las defensas del ejército confederado y ahora lo pone entre la espada y la pared, entre Hooker y Sedwick.
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En eso están pensado Robert E. Lee y Stonewall Jackson mientras observan detenidamente el ejército de Sedwick asentado en la orilla confederada. Ambos comandantes se preguntan cuál es el objetivo del Ejército federal, cuál de los dos ejércitos enemigos es la principal amenaza y discuten la situación. ¿Qué pretende el comandante Hooker dividiendo sus fuerzas en dos ejércitos?.

Robert E. Lee observa detenidamente las defensas de su ejército en las alturas y analiza la situación del ejército enemigo asentado en la orilla confederada. De pronto ve las cosas claramente y toma una decisión fundamental basada en su intuición militar.

Es la decisión más importante de la batalla de Chancellorsville.
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Mensaje por Trancos Vie 07 Mar 2008, 17:52

La decisión de Robert E. Lee

Robert E. Lee era un general con mentalidad ofensiva, agresivo. Nunca ha sido derrotado. Joe Hooker en cambio, es el cuarto general que toma el mando del Ejército Federal y hasta ahora está demostrando ser más atrevido que los anteriores. Pero Lee los ha derrotado a todos y ahora quiere hacer lo mismo con Joe Hooker. Los anteriores generales yankees habían mostrado ser muy precavidos, faltos de intuición, agresividad y lo más importante, carentes de iniciativa. Lee conoce a gran parte de los comandantes federales porque estudió con muchos de ellos en la Academia o compartió experiencia con ellos en la guerra contra Méjico y ese conocimiento de la forma que tienen de afrontar las cosas es lo que le permite hacerse una idea de lo que puede esperar de cada uno de ellos. Lee sabía leer la mente de sus antagonistas y aprovechar esa circunstancia para capturar la iniciativa.

Así pues, mientras observa el ejército de Sedgwick detenidamente una idea pasa por su cabeza. Conoce a Sedgwick y sabe que es precavido. El ejército federal que está enfrente se ha detenido al cruzar el río y se dedica a reforzar sus posiciones defensivas. No parecen dispuestos a presionar las posiciones rebeldes. Robert E. Lee lo ve claro y así se lo comenta a Stonewall Jackson: “la amenaza es el ejército de Hooker. Este ejército de Sedgwick es un señuelo”.

Robert E. Lee ya ha decidido. No sólo no se retirará sino que piensa presentar batalla pero no una batalla defensiva, en absoluto. Lee es agresivo y quiere capturar la iniciativa y atacar al ejército federal. La decisión ya está tomada: atacará a Joe Hooker, al ejército que pretende flanquearle. Para ello de ordena a Stonewall Jackson que coja a casi todas sus divisiones (unos 40.000 hombres) y que parta como el rayo hacia el oeste, a detener a Hooker. Dejarán unos 17.000 hombres al mando del general Early para aguantar a los 50.000-60.000 soldados del ejército federal de Sedgwick.

El riesgo que toma es alto pero Lee confía en la timidez que muestra Sedgwick, en las defensas fijas que sus tropas han construido durante los meses anteriores y en el terreno ligeramente elevado en el que se encuentran respecto al enemigo. Stonewall Jackson y Lee se entienden a la perfección y saben que tienen entre manos otro movimiento de esos que violan una regla cardinal de la estrategia militar pero están acostumbrados a ello. Ninguno duda en llevar la orden a cabo de dividir su ejército en dos para hacer frente a la amenaza.

La desproporción de fuerzas en el este será de 3 a 1. Early tendrá que apañarse solo para hacer frente a esa desproporción. Para confundir al enemigo, Early llega a cabo una operación de engaño: hace encender fuegos en “campamentos fantasma”, despliega a sus hombres y los hace ir de un lado a otro para hacer creer al enemigo que son más de los que realmente son, etc.

Durante la noche que va del día 30 al 1 de mayo Stonewall Jackson hace mover a sus divisiones al oeste, a paso ligero mientras Early lleva a cabo todas las argucias que se le pasan por la cabeza para camuflar el hecho de que en ese frente no hay más que una mísera división.

Es fundamental la capacidad de Lee para tomar decisiones en función de lo que sabe sobre los comandantes federales. Lee toma esa decisión de dividir con grandes riesgos su pequeño ejército después de analizar la mentalidad de Sedgwick. Esa capacidad para leer la mente y aprovecharse del carácter de sus rivales le otorga la iniciativa desde ese momento.

El día 1 de mayo empieza realmente la batalla de Chancerllorsville. En el frente oeste nos encontramos con un terreno llamado Wilderness. Es un lugar boscoso, muy denso, donde apenas puede moverse ni una mosca. Maniobrar por toda esa zona es complicado y el terreno es fácilmente defendible por el volumen y la densidad de la espesura.

El comandante de brigada confederado Anderson es el que está más cerca del ejército de Hooker y para dar tiempo a que Stonewall Jackson llegue hasta allí con sus tropas, recibe el encargo de Robert E. Lee de aguantar a dos divisiones federales a toda costa y ganar tiempo.
Aprovechándose del terreno boscoso y elevado empieza a construir posiciones defensivas para aguantar la embestida federal. Empiezan los combates.

La presión de los federales se hace notar pero la sorpresa de encontrar tan dura resistencia por parte rebelde hace que los federales avancen con precaución. Tiene superioridad pero no la aprovechan, ni en el este ni en el oeste. Durante todo ese día el combate es duro pero Anderson logra su objetivo. Al atardecer los federales empiezan a replegarse hacia Chancellorsville, sin haber logrado brecha entre las fuerzas de Anderson. Tampoco parece que Joe Hooker quiera seguir mucho más adelante ni arriesgar demasiado.

Curiosamente Joe Hooker se había mostrado hasta el momento un general con iniciativa pero el contacto con las tropas de Anderson lo vuelve más cauto. Cree que su maniobra de envolvimiento con 2 ejércitos obligará de por si a que Robert E. Lee se retire del campo de batalla, sin más. No cabe por su cabeza que el ejército confederado vaya a plantar batalla. Dado que espera acontecimientos, no pasa por su imaginación el atacar o presionar fuertemente al enemigo, así que decide esperar a ver qué movimiento hacen los confederados.

Incomprensiblemente Hooker deja la iniciativa del lado confederado bajo la creencia de que Lee “está perdido. O se retira o luchará en el terreno que nosotros dictemos”. La soberbia de Hooker no le hace ver otras posibilidades.

Cuando Anderson está reforzando sus posiciones y se presta a atrincherarse llega Robert E. Lee a caballo junto con Stonewall Jackson y sus 40.000 hombres. Jackson le mira y le dice, textualmente: “Anderson, diga a sus hombres que dejen esos picos y las palas y que recojan las armas. El ejército federal está ahí enfrente y ahí es donde vamos”. Más claro imposible. Con eso está dicho todo.

Durante el resto de lo que queda del día 1 el ejército confederado se asienta y se despliega en el oeste. Gracias a su división de fuerzas, Robert E. Lee está plantando cara al ejército federal de Hooker con más o menos igualdad de fuerzas. Unos 50.000 hombres confederados contra unos 70.000 federales, mientras apenas unos 17.000 de Early aguantan al ejército de Sedgwick en una desproporción de 3 a 1.

Lee está maximizando y empleando todos sus recursos a mano de la mejor manera posible mientras que el ejército federal desaprovecha la situación con una carencia de iniciativa alarmante. A Sedgwick ni se le pasa por la cabeza la posibilidad de atacar, se limita a esperar órdenes.

Las noticias que llegan de los informadores y de los globos aerostáticos informan a medida que llega la noche del día 1 que las tropas de Jackson se han movido al oeste y que frente a Sedgwick no hay más que una división. Pero Sedgwick no es capaz de decidir por si mismo porque le falta decisión y se limita a observar y esperar órdenes más directas.

En la noche del día 1 la situación se ha estabilizado. Hooker espera alrededor de Chancellorsville mientras en frente tiene a los confederados.
Jackson y Lee se percatan que Hooker ha dado órdenes de atrincherarse en las posiciones alrededor de Chancellorsville e interpretan que no pasará a la ofensiva.

Si él no ataca mañana, Lee y Jackson irán en su busca, de eso no hay duda. ¿Pero cómo atacar y echar a Hooker de sus posiciones?. Durante esa noche, una noche que es leyenda y de la que muchos analistas e historiadores han intentado recabar toda la información posible, Jackson y Lee se sientan al lado de un árbol y encienden un fuego. Hay muchos grabados y dibujos recreando esa situación en museos y libros.
Departen durante largas horas discutiendo la acción a emprender al día siguiente. Muchos testigos recuerdan a Jackson hacer muchos gestos señalando a los federales y como si recreara movimientos con los manos.

Finalmente llegan a una conclusión. Ya han violado una regla de la estrategia militar que es dividir un ejército en inferioridad numérica, pero ahora piensan volver a violarla. Han decidido dividir su ejército de nuevo. Lo dividirán en tres
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Mensaje por Trancos Vie 07 Mar 2008, 17:55

El día más grande de Jackson: la larga marcha y el flanqueo

Lee y Jackson habían llegado a la conclusión que flanquearían al enemigo dividiendo su ejército en tres. Para hacerlo tendrían que adentrarse por un terreno densamente arbolado, donde un ejército apenas podía moverse o desplazarse, conocido como Wilderness. Era un bosque extremamente denso, con arbustos y ramas por todas partes. Casi parecía una jungla.
El flanco derecho del ejército de Hooker estaba defendido por el XI Cuerpo. En sus planes defensivos para el día siguiente sus mandos habían llegado a la conclusión que el flanco derecho del XI Cuerpo estaba bien cubierto por el Wilderness, casi impenetrable. Así que las tropas federales no estaban preparadas para lo que iba a ocurrir al día siguiente.

El ejército de Lee contaba con un par de hombres que habían vivido y vivían aún en el Wilderness y contaron a Jackson que conocían varios caminos que cruzaban el bosque y que iban a parar justo al flanco del ejército enemigo. Eran unos caminos más parecidos a senderos que otra cosa por donde apenas podrían moverse pero que sería suficiente para que el flanqueo pudiera llevarse a cabo si partían pronto.

A las 4 de la mañana Jackson se despierta y se dirige a Lee, el cual le está esperando. Este diálogo es verídico, tomado al pie de la letra por documentos oficiales:

Robert E. Lee: “Bien, General Jackson, ¿qué se propone hacer?”.
El general Jackson, moviendo su dedo sobre la ruta indicada en el mapa, dijo: ”Propongo ir directos aquí”
El General Lee replica: ”¿Con qué se propone ir hacer allí?”.
El general Jackson le contesta: ”Con todas mis tropas al mando”
El General Lee dice entonces: ”¿Qué me dejará aquí para hacer frente al ejército federal”
Jackson le replica: ”Las dos divisiones que tiene usted aquí”.
El General Lee, después de un momento le contesta: ”Bien, adelante”.
El ejército al mando del General Jackson encargado del flanqueo incluye la infantería de tres divisiones (Rodes, Colston y A.P. Hill)-15 brigadas, 29.400 hombres en total. El apoyo de artillería será de 27 baterías con 108 cañones.
Tres regimientos y medio de la caballería de Stuart servirán de pantalla para cubrir el flanqueo y hacer de pantalla por si los federales intentan descubrir lo que ocurre.

El General Lee se quedaría con 7 brigadas, 13.915 hombres. Si se le añade las brigadas de caballería y artillería en total el General Lee se quedaría sólo con 14.900 hombres. Delante suyo, en Chancerllorsville tendría a todo el ejército de Hooker, formado por unos 70.000 hombres. La situación es peligrosa, casi desesperada pero la decisión está tomada.

Habiendo ignorado los libros militares de texto y dividido su ejército ante la presencia de fuerzas superiores en cada anterior campaña que había combatido, semejante movimiento no era nuevo para Robert E. Lee. Pero habiendo dividido su ejército en dos y entonces dividirlo de nuevo en una parte más en menos de 24 horas, literalmente bajo los cañones de un ejército dos veces superior en tamaño al suyo propio, era algo sin precedentes. Ya que Lee había apreciado la situación y medido a su oponente, el riesgo se volvía aceptable.

En el este la otra parte del ejército confederado, formado por unos 12,400 hombres bajo el mando de Jubal Early mantenía una fuerte posición ante un ejército federal de 50.000 hombres, bajo el mando de Segdwick.
Las fuerzas de Early eran libres para responder adecuadamente a un ataque federal. Si la presión era muy fuerte se retirarían escalonadamente, ganando tiempo hasta reunirse con el ejército de Lee. Si no eran atacados duramente aguantarían firmes y rechazarían al enemigo.

La marcha de Jackson pasaría a los anales de la historia militar. Partiendo sobre las 4 de la mañana el ejército de Jackson inicia una de sus famosas marchas cuyos hombres conocen tan bien de anteriores campañas, sobre todo realizadas en el valle del Shenandoah donde tuvieron que enfrentarse también a fuerzas superiores.
Los hombres de Jackson están acostumbrados a las largas marchas. Los guías les llevan por caminos y senderos. Van descansando cada cierto tiempo para que todos estén listos y en plena forma cuando llegue el momento de atacar.

Después de horas de haber partido, sobre las 15 o 14 horas de la tarde, el ejército de Jackson se ha apostado en el flanco del ejército federal, concretamente del XI Cuerpo de Howard.
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Hasta la llegada de Jackson a sus posiciones de combate, Robert E. Lee había ordenado a sus apenas 14.000 hombres que combatieran duramente, como si todo el ejército confederado estuviera allí. Gritando, luchando y disparando, consiguieron mantener una dura batalla contra las primera líneas federales, que adoptaban un papel defensivo, papel que incomprensiblemente había tomado el general Hooker.

Imaginaos la escena. El XI Cuerpo federal, lejos de la refriega contra el ejército de Lee y sin pensar en que pronto sería atacado, tiene a su brigadas enfiladas totalmente en otra dirección. Muchos hombres descansan, comen y hablan tranquilamente en el campamento, al lado de sus tiendas de campaña.

De pronto se oye el grito ensordecedor de casi 30.000 rebeldes que salen perfectamente alineados del Wilderness, disparando como poseídos y sedientos de victoria, todos gritando como demonios. La sorpresa entre los federales es absoluta y el caos se apodera del XI Cuerpo Federal, que huye despavorido hacia Chancerllorsville bajo un fuego granizado a quemarropa de 30.000 soldados del Sur.

Las pocas tropas federales que oponen resistencia se ven arrastradas por las que huyen y se va haciendo una bola de nieve. El avance confederado es rapidísimo, capturan y cruzan el campamento federal sin apenas problemas. Alguno de los mandos confederados narraría luego que había grandes cantidades de armas aún puestas en largas hileras, sin usar. Los federales habían huido tan rápido que no habían cogido ni sus armas.
El caos es tremendo. En Chancerllorsville empiezan a llegar miles de soldados que no son seres humanos, son animales aterrorizados. El ejército de Jackson ha creado una brecha enorme y aunque algunas brigadas federales han opuesto resistencia, las tropas confederadas son demasiadas y rompen cualquier intento de detenerlas. Las bajas por muertos y capturados entre los federales es enorme. Algunas brigadas pierden casi el 40 y el 50% de sus efectivos en menos de una hora.

Para el anochecer la visibilidad dificulta el avance y los federales se reorganizan mientras Jackson y sus fuerzas hacen lo propio. Pero Jackson es un brillante táctico y estratega. Quiere seguir presionando de noche y se prepara para combatir. Sus palabras son: "Ante un ejército que se retira desorganizado, derrotado y desmoralizado no hay que darle cuartel. Hay que perseguirlo y destruirlo completamente. Romper su espíritu de lucha y que no pueda volver a presentar combate.

Early no ha tenido problemas en el este porque el ejército de Sedgwick apenas se ha movido y Lee tampoco. Jackson, con casi la mitad del ejército confederado se ha enfrentado a un cuerpo entero de ejército federal y lo ha puesto en fuga, tomando grandes cantidades de munición y cañones.

Es difícil hacerse a la idea pero el éxito de este flanqueo sería la gesta más grande de Jackson, el punto culminante de su carrera.
Mientras Jackson volvía de una inspección rutinaria a caballo para tantear en esa noche las defensas federales sus propios hombres le tirotearían, probablemente por tener el sol poniente a sus espaldas y ser confundidos él y sus jinetes con federales, cayendo gravemente herido. Ocho días más tarde moriría. Con su caida, se para el ímpetu de sus hombres, pudiendo reorganizarse los hombres de Hooker y salvando su via de retirada al Rappahannock el ejército federal.

Chancerllorsville sería la victoria más grande e increíble del ejército confederado, pero también uno de los días más tristes para el Sur. Como dijo el General Lee: ”no hay nada que compense la pérdida de un hombre tan extraordinario”
Batallitas Chance3amsmallzg6si8

La batalla continuaría al día siguiente, con una lucha muy dura de posiciones. El Sur tomaría ciertas posiciones elevadas y debido a ello su artillería acabó obligando al ejército de Hooker a retirarse y cruzar el río de nuevo.
Batallitas Chance3smallxp6uz2

El ejército de Sedgwick por fin atacaría pero ya es demasiado tarde. Ante la retirada de las fuerzas de Hooker, Lee iría reforzando a Early, con lo cual Sedgwick, viéndose en inferioridad numérica acabaría cruzando también el río.

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Mensaje por Kala Vie 07 Mar 2008, 19:48

Trancos, te lo has currado.

Ya veo que te gusta el tema de la Guerra de Secesión.
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Mensaje por NOH Jue 20 Mar 2008, 00:39

Ese nick, ese gusto por el arte de la guerra y esa admiración a Stonewall, tu eres del foro gran capitan Laughing Twisted Evil cheers

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Mensaje por Trancos Jue 20 Mar 2008, 09:25

¿Y tú? ¿También lo eres o solo has pasado por allí alguna vez?

Estocada: No soy el único de ese foro que anda por aquí.
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Mensaje por NOH Lun 24 Mar 2008, 21:56

Trancos-Alatriste escribió:¿Y tú? ¿También lo eres o solo has pasado por allí alguna vez?

Estocada: No soy el único de ese foro que anda por aquí.



Antes solía postear sobretodo en de los concursos de preguntas Laughing

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Mensaje por Trancos Mar 25 Mar 2008, 15:38

NOH escribió:
Trancos-Alatriste escribió:¿Y tú? ¿También lo eres o solo has pasado por allí alguna vez?

Estocada: No soy el único de ese foro que anda por aquí.



Antes solía postear sobretodo en de los concursos de preguntas Laughing

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Esos concursos son demasiado para mí.

Estocada: No soy tan "friky". Very Happy Very Happy
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Mensaje por Jaime Mar 25 Mar 2008, 18:31

Me lo he leído de un tirón. Muy ameno.

Ya puedes empezar a pensar en la siguiente.
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Mensaje por Trancos Mar 27 Mayo 2008, 18:41

He aquí un relato que he sacado del Foro El Gran Capitán, al que tengo el honor de pertenecer. Este relato lo colgó el forero Gebisjäger en el hilo “Historia de los militares incompetentes”. Y es un relato realmente cómico, a pesar de la cantidad de muertes que hay en él. Espero que disfrutéis y os riáis mucho, como yo lo hice.


“LA BATALLA DE KARÁNSEBES: Por un barril de aguardiente

En marzo de 1788, durante la guerra Ruso-Turca (1787-1792), el ambicioso emperador José II, aliado de los rusos partió de Viena hacia el Banato, en la conflictiva frontera entre el Islam y la Cristiandad. Su iniciativa estaba destinada hacerle un hueco en la historia, y se la hizo pero no de la manera deseada sino ante uno de los sucesos más calamitosos y manifiestos de incompetencia militar.

El objetivo inicial de los austriacos era liberar el Sava, una vía fluvial estratégica, tomando las plazas fuertes turcas de Savak, Belgrado y Vindin, y finalmente la importante fortaliza de Nis, e incorporar toda Serbia al imperio austriaco. Para lograrlo reunió un ejército de de 245.000 hombres, 36.725 caballos y 898 cañones.

Aquellas fuerzas iban dirigidas por los hombres más incompetentes que hayan podido constituir el ejército austriaco: Coburg, Fabius, Wartersleben, Mitrovsy, Devins o Liechtenstein. Más que generales eran burócratas, despreocupados de las más elementales necesidades logísticas. “Los austriacos veían con gran recelo la intervención de su emperador en una campaña militar. Eran de sobra conocidos sus puntos de vista humanitarios y nadie entendía de qué manera podría contribuir a ganar una guerra. Pero su querencia por la gloria que acompañaba a la victoria hizo imposible convercerlo de que desistiese. Así las cosas, muchos vaticinaron ya al comienzo de la campaña que aquello acabaría mal, y los acontecimientos les dieron la razón”.

Tras una campaña llena de altibajos, en la tarde del 19 de septiembre de 1788, vino a acontecer la llamada Batalla de Karánsebes. El principal Cuerpo de Ejército, aproximadamente 100.000 hombres, estableció su campamento cerca de la pequeña ciudad de Karánsebes (en Rumanía). “Aquí tenemos que vencer”, exclamo alegremente el emperador, “la Historia lo ha previsto así. Aquí e donde el príncipe Eugenio consiguió una brillante victoria sobre los turcos y éste es el mejor lugar para volver a derrotarlos”. En efecto habría una segunda batalla de Karánsebes. Pero lo que iba a ocurrir allí es probablemente uno de los hechos más bochornosos de la historia bélica. Tal incidente refleja el extremo de decandencia moral al que había llegado el ejército austriaco.

En la vanguardia del ejército, un contingente de húsares imperiales, cruzó el puente sobre el Timisul en Karánsebes en busca de turcos hostiles. Allí no había señal de un ejército otomano, pero los húsares se encontraron con un grupo de nómadas valacos (o gitanos), quienes se ofrecieron a vender aguardiente y muchachas a los cansados soldados. Los soldados de caballería después de un breve regateo llegaron a un acuerdo y se entregaron a los placeres que les ofrecían.

Unas horas más tarde, las primeras compañias de infantería cruzaban el mismo puente con las gargantas igual de secas. Cuando vieron la fiesta, los soldados de infantería pidieron alcohol también para ellos. Los húsares se negaron a repartir el aguardiente, y mientras que todavía estaban bebidos, construyeron fortificaciones improvisadas alrededor de su barril de aguardiente. Se originó una discusión acalorada, y un soldado disparó un tiro.

Inmediatamente los húsares y la infantería entablaron un combate unos contra otros. Los húsares desenvainaron sus sables y la infantería intentó una carga frontal con mosquetes y bayonetas caladas. Sonaron disparos y empezaron a caer muertos. Las cargas eran inútiles puesto que los húsares no cedían, entonces para sobrepasar la posición fortificada los infantes intentaron una estratagema. Gritaron: “¡Turken! ¡Turken!”, y la mera idea de enfrentarse con una de hueste de turcos aterrorizó de tal manera a los húsares borrachos que volvieron a cruzar el puente en dirección opuesta al galope tendido. Entre las unidades de infantería de la vanguardia también comenzó a cundir el pánico, asustados por sus propios gritos. Los oficiales gritaban desesperadamente a sus hombres “Halt Stehen bleiben! Halt! (¡Quédense donde están! ¡Alto!), pero era completamente inútil, la fuga ya era pura estampida sin orden ni concierto, además la mayoría de aquellos soldados eran húngaros, lombardos o eslovacos y a duras penas entendían una palabra de alemán en aquél “totum revolutum”. Se les había enseñado la palabra Vorwärts (¡Adelante!) y poco más. La situación empeoró cuando los oficiales, en un intento de restaurar el orden, gritaron “Halt! Halt!” (¡Alto! ¡Alto!), que fue interpretado mal por aquellos bisoños soldados sin conocimiento del idioma alemán como “¡Alá! ¡Alá!”.

Como la caballería corrió a través de los campos, un comandante de Cuerpo razonó que era una carga de caballería del ejército otomano, y ordenó que la artillería abriera fuego. Mientras tanto, al otro lado del río Timisul donde acampaba el grueso del ejército, ante tanto ruido y alboroto empezaron a huir los caballos de tiro, más los gritos y los fogonazos empezaron a excitar el ánimo de aquellos hombres y la angustia del gran miedo a morir. Ningún jefe capacitado trató de evaluar la situación y mantener y persuadir aunque fuera a sus hombres más inmediatos, todos sin excepción se unieron a la huida. ¿Quién podría explicar en aquél torrente políglota lo que había ocurrido al otro lado del río?. Los regimientos de retaguardia fueron alertados, pero incomunicados, empezaron a disparar a las sombras que se aproximaban hacia ellos, creyendo que eran hordas turcas que estaban en todas partes; mientras que en realidad estaban disparando a sus compañeros que huían del campamento.

El emperador José II, aún convaleciente de una enfermedad, aturdido, recibió un caballo para ser evacuado. Pero apenas acababa de montar fue derribado por la turba enloquecida, su guardia personal se abrió camino a sablazos para asistir a su emperador; pero eso no evitó que nuevo el emperador fuera derribado y acabara en el lecho del río Timisul. Empapado y espantado ante la idea de ser capturado por los turcos , se arrastró hasta una casa de Karánsebes donde finalmente fue rescatado por su guardía. A tal grado llegó aquella alocada fuga que ni la vida del emperador estuvo completamente a salvo. El pánico alcanzó proporciones desmesuradas. Todos corrían, imprecaban, rezaban, disparaban o morían. Las casas fueron saqueadas, las mujeres violadas y los pueblos incendiados. La senda del pánico quedó salpicada de mosquetes, sillas de montar, caballos muertos, tiendas de campaña,… de todos los despojos propios de un campo de batalla. Sólo mucho tiempo después los generales austriacos frenaron aquella fuga enloquecida, pero para entonces aquellas tropas estaban destrozadas y aturdidas por la conmoción.

Dos días después apareció ante Karánsebes el gran visir con sus tropas. No encontraron ningún ejército austriaco. En cambio, descubrieron ante ellos un espectáculo difícilmente superable: no menos de 10.000 austríacos muertos o heridos, cuyas cabezas fueron rápidamente cortadas.

Tras esta debacle el emperador escribió al canciller Kaunitz: “Este desastre sufrido por nuestro ejército a causa de la cobardía de alguna de nuestras unidades aún es incalculable. El pánico reinaba por doquier, en nuestro ejército, en el pueblo de Karánsebes y en todo el camino hasta Timisoara, a diez leguas largas de allí. No puedo describir con palabras los terribles asesinatos y violaciones que se produjeron”.

Fuente: El Factor Clave. Erik Durschemied. Ed. Salvat”

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Mensaje por Trancos Jue 18 Mar 2010, 18:28

Leuctra, 371 a.C.. El Nacimiento del Órden Oblícuo.

Tebas desafía a Esparta.

Tras la victoria de Esparta sobre Atenas en la Guerra del Peloponeso ésta ciudad había adquirido la completa hegemonía sobre las demás "polis" (ciudades estado) de la Hélade (Grecia). En todos los asuntos y conflictos entre las diferentes ciudades Esparta tenía su voz, y era una voz respaldada por el temible y temido ejército espartano, con sus magníficos hoplitas, que habían llenado de gloria el nombre de la ciudad lacedemonia durante el último siglo, especialmente en las Termópilas y Platea. Atenas no era ni la sombra de lo que había sido en la no tan lejana "Era de Pericles", y las otras dos "polis" más poderosas, Corinto y Tebas, eran aliadas de los espartanos. Hasta que una de ellas quiso empezar a volar por su cuenta...

Batallitas Beocia375x

Mapa de Beocia.

Tebas era la ciudad más grande y poderosa de la región de Beocia, situada en el centro de Grecia, sobre la que mantenía un dominio político a través de la llamada "Liga Beocia", una confederación de "polis" de la zona liderada por Tebas. El cada vez mayor dominio tebano sobre la región empezó a inquietar a los espartanos, y no todas las ciudades beocias estaban contentas con la influencia tebana. Por ello, cuando varias de estas "polis" hicieron un llamamiento conjunto a Esparta para que interviniese en la región, los lacedemonios (espartanos) no dudaron mucho en atender a ese llamamiento. En la región de Fócide, al norte de Beocia, había un ejército espartano bajo las órdenes del rey Cleómbroto, que rápidamente marchó hacia el sur para unirse a sus aliados beocios y "dar una lección" a los ambiciosos tebanos. La cosa pintaba mal para Tebas, y nadie en Grecia daba un duro por ellos. Esparta disponía de un ejército superior numéricamente, y los hoplitas espartanos eran jústamente temidos en toda Grecia, especialmente sus soldados de élite, los llamados espartiatas. Eran los claros favoritos. Pero Tebas tenía algo de lo que Esparta no disponía: Tenía un GENIO.


Última edición por Trancos el Vie 19 Mar 2010, 17:57, editado 3 veces
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Mensaje por Trancos Jue 18 Mar 2010, 22:34

Espartanos en el corazón de Beocia

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Mapa de la región de Leuctra.

Cleómbroto, en una rápida marcha a través de senderos de montañas y eludiendo los caminos principales, vigilados por los tebanos, logró entrar con sus espartanos en Beocia. En la ciudad de Tespias se reunió con sus aliados beocios, y de allí se dirigió a la cercana Leuctra, al este de Tebas, fijando allí su campamento. Y hacia allí se dirigió también el ejército de Tebas, comandado por un general llamado Epaminondas. Tebas había aceptado el envite.

Cleómbroto contaba con superioridad numérica, disponía de entre 10.000 y 11.000 hombres, 1.500 de ellos espartanos, y de estos 700 espartiatas, la élite de su ejército. Epaminondas tenía a sus órdenes, entre tebanos y aliados, a entre 6.000 y 7.000 hombres, de entre los cuales destacaban los 300 componentes del Batallón Sagrado, la élite del ejército de Tebas, bajo las órdenes de su lugarteniente Pelópidas. La ventaja no era únicamente numérica, sino también de calidad de las tropas de infantería, por la presencia de espartanos. He aquí el problema al que Epaminondas tenía que hacer frente.

Disposiciones tácticas.

El sistema de combate de la infantería griega era la Falange, una larga línea de hoplitas armados con una lanza y un gran escudo redondo, luchando hombro con hombro y formando un auténtico "muro de bronce". Contra soldados inferiores (como los persas) era una formación prácticamente invencible, y en el combate entre dos falanges griegas vencía la que disponía de más soldados o de soldados mejor preparados. Su gran problema era su enorme rigidez que le dificultaba enormemente el maniobrar. Esta formación tenía una curiosa tendencia a desplazarse lateralmente hacia la derecha cuando avanzaba y luchaba. Esto es debido a que el gran escudo circular cubría el costado izquierdo (el del escudo) del que lo portaba, y también el costado derecho (el de la lanza) del compañero situado a su izquierda. Cada soldado buscaba resguardar la parte que no protegía su propio escudo colocándola detrás del escudo del que estaba a su derecha. Esta tendencia hacía que hubiese un desplazamiento general hacia ese lado. Esto se intentaba compensar colocando a los soldados más fuertes y experimentados en el flanco derecho, para controlar el movimiento de la falange. Por ello el flanco derecho de la falange griega era el más fuerte, y donde luchaban los mejores soldados.

Y en el campo de batalla de Leuctra Cleómbroto formó a su ejército de la manera tradicional, una larga línea en la que los aliados ocupaban la izquierda y el centro, y los espartanos, sus mejores soldados, ocupando la derecha. La profundidad de esta falange era la usual en esta formación, entre 8 y 12 filas de hoplitas. Delante formó la caballeria.

Si Epaminondas seguía los estándares estaba perdido. Si formaba una línea tan extensa como la del enemigo no podría tener el mismo grosor de filas, y una línea igual de gruesa sería más corta, dejando los flancos vulnerables. Decidió que su línea no sería tan extensa como la del rival, e introdujo una novedad: su flanco más fuerte no sería el derecho, sino el izquierdo. Y este flanco izquierdo, que se enfrentaría al poderoso flanco derecho de los espartanos, sería EXTRAORDINARIAMENTE FUERTE. Colocó a los aliados ocupando la derecha y el centro, con una falange clásica. Y en su izquierda colocó a los soldados de Tebas en una formación en la que la extensión cedía su protagonismo a la profundidad. Dispuso un bloque de hoplitas tremendamente compacto, con un grosor de 50 filas de soldados, ante las 12 filas tradicionales. A la izquierda de este bloque colocó al Batallón Sagrado. La caballería, como la espartana, formó en primera línea.

Batallitas Battleofleuctra.th
Formaciones iniciales. (La caballería tebana no aparece en este mapa, pido disculpas por ello).
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Mensaje por Morris Vie 19 Mar 2010, 08:29

Aplaudo esta iniciativa y prometo que en cuanto me levante de dormir me leeré todo.
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Mensaje por Trancos Vie 19 Mar 2010, 19:08

La Genialidad de Epaminondas.

La batalla comenzó con la caballería espartana atacando a la tebana. Los jinetes tebanos rechazaron rápidamente a sus enemigos, persiguiéndolos, y estos, en su huida, provocaron cierto desorden y confusión en las líneas espartanas, justo cuando Cleómbroto pensaba lanzar el ataque y superar los flancos enemigos. Apenas había conseguido recuperar el órden cuando se les vino encima el ataque de los de Tebas. Y era un ataque sorprendente, algo nunca visto anteriormente.

Como ya he dicho, Epaminondas había dado una fuerza enorme a su flanco izquierdo, con la intención de desequilibrar la balanza por ese lado. Pero eso hacía que el flanco derecho fuese muy débil, lo que unido a la menor anchura de su línea con respecto a la espartana hacía que el riesgo de que ese flanco fuese flanqueado y desbordado fuese muy grande. ¿Cómo lo solucionó? Pues haciendo que, mientras el flanco izquierdo avanzase con decisión, las tropas que estaban a la derecha suya avanzase menos, y cuanto más a la derecha estaba una unidad, menos avanzaba, al punto de que las tropas del extremo derecho no avanzaron nada, o incluso retrocedieron ligeramente. Así, evitando el contacto con las unidades enemigas que tenían en frente, ralentizaban o incluso evitaban el choque con ellas, neutralizando con ello el riesgo de que ese flanco fuese rebasado. Y el hecho de que las unidades del centro avanzasen algo más se debía a la necesidad de que el flanco izquierdo no perdiese al atacar el contacto con el resto de la línea, y de que se hiciese progresivamente una mayor presión sobre el flanco derecho enemigo. El resultado de estas maniobras era que el ejército tebano formaba algo parecido a una línea oblícua. Epaminondas había inventado el Orden Oblícuo.

Batallitas Battleofleuctra2c371bco

La batalla se iba a decidir entre la derecha espartana y la izquierda tebana. Y en ese sector del combate Epaminondas había logrado una superioridad numérica, aunque en el resto de sectores no la tuviese. Y la profundidad de 50 líneas daba a su ataque un empuje muy difícil de contener por las a lo sumo 12 filas espartanas. Y es cierto que los espartiatas eran en aquel momento los mejores soldados del mundo, pero los tebanos tampoco eran mancos, especialmente el Batallón Sagrado. En los primeros choques los tebanos fueron contenidos, pero conforme el forcejeo y la lucha cuerpo a cuerpo entre las dos líneas fueron creando huecos en las filas la profundidad de la formación tebana empezó a dictar su ley. Cada vez que un espartano mataba a un tebano detrás venía otro, y otro, y otro... y los tebanos no eran los persas. Mientras que los espartanos que morían no tenían a tantos sustitutos. Fué un combate encarnizado, pero poco a poco los tebanos hacían que la línea espartana se fuese tambaleando, y el momento decisivo llegó cuando el Batallón Sagrado se unió a la lucha presionando sobre el lado derecho de los espartanos, y el rey Cleómbroto fué herido de muerte. Ello provocó el colapso del flanco derecho espartano y que sus componentes se retirasen del campo de batalla, ante lo cual sus aliados situados en la izquierda hicieron lo mismo, sorprendidos por el hecho de que los temidos espartanos hubiesen sido vencidos y temerosos de ser atacados por la retaguardia por los victoriosos tebanos de Epaminondas.

Batallitas Battleofleuctra371bcdec
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Mensaje por Trancos Lun 22 Mar 2010, 12:10

Un cúmulo de innovaciones.

Tebas había derrotado a Esparta y Epaminondas había entrado en la leyenda. 1.500 soldados del ejército espartano habían caído en el campo de batalla, entre ellos el rey Cleómbroto, mientras los tebanos sufrieron un número de bajas probablemente menor (no he conseguido hacerme con el dato exacto). La noticia sacudió Grecia como un terremoto. La invencible Esparta había sido vencida, y de un solo golpe Tebas le había arrebatado la supremacía sobre la Hélade. Era un dia glorioso para el general tebano.

Pero Epaminondas no solo había pasado a la Historia por haber derrotado a Esparta, sino también por como lo había conseguido: Con ingenio y creatividad. La cantidad de innovaciones que introdujo en un solo dia casi no tiene parangón en la Historia Militar. Había creado el Orden Oblícuo, pero no se quedó ahí. Al crear una formación con mucha profundidad podemos casi decir también que creó el ataque por columnas, y si no fue el primero en aplicar el concepto de superioridad local (aunque yo prefiero decir superioridad localizada) al menos fue de los primeros en usarla. Y todo ello sin apenas precedentes que le guiasen. El único que recuerdo es del general tebano Pagondas, que en la Batalla de Delio había usado anteriormente una formación profunda, de 25 filas, pero a lo largo de toda la línea, no concentrada en un punto. Y rompió el frente enemigo atacando su punto más fuerte, cuando lo normal es que esto se consiga atacando la parte débil de la formación tebana. Aunque también es cierto que la derecha era la parte más fuerte de una falange casi únicamente por el hecho de que los mejores soldados luchaban ahí, porque tácticamente tenía una debilidad que Epaminondas supo ver: Los hoplitas que estaban en el extremo derecho de la falange no disponían de un escudo amigo que protegiese su costado derecho.

Batallitas Dibujodz5

Esquema explicativo del llamado Orden Oblícuo.

Epaminondas es, probablemente, uno de los tácticos más creativos y originales de la Historia, y muchos de los grandes caudillos como Filipo, Alejandro, Federico el Grande, Lee o Jackson aplicaron y evolucionaron sus creaciones. Por eso su lugar en la Historia de la Guerra debería ser algo más elevado del que normalmente se le da, creo yo.
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Mensaje por Trancos Dom 19 Sep 2010, 05:55

Gettysburg, 2 de Julio de 1863: Little Round Top.

La Batalla de Gettysburg, y quizás el destino de la Unión, se decidió en una hora de lucha desesperada sobre las laderas rocosas de Little Round Top.

En Junio de 1863, la fortuna militar Confederada en el Este estaba en su cenit. El Ejército de la Unión del Potomac acababa de ser derrotado en la Batalla de Chancellorsville; vigorizado con su victoria, el Ejército de Virginia del Norte empezó la invasión del Norte. Parecía que una victoria decisiva más, esta vez en el suelo del estado Norteño, podría aplastar la ya hundida voluntad del Norte y forzar al gobierno de Abraham Lincoln a la mesa de negociación, donde una paz negociada podía ganar la guerra para la Confederación.

El 1 de Julio, por una dramática consecuencia, el ejército del General Robert E. Lee se encontró con el Ejército del Potomac. mandado ahora por el Maj. Gen. George Gordon Meade, en la Batalla de Gettysburg. El primer día del encuentro, las legiones de Lee empujaron a las tropas Federales a través de la ciudad a una posición defensiva en Cemetery Ridge. El ejército de Lee parecía invencible. Al final del día, parecía como si otra gran victoria Confederada estuviera por producirse. Sin embargo, podría ganarse esta vez más que sólo otra batalla , posiblemente toda la guerra.

Por supuesto no ocurrió de este modo. Mejor liderado por Meade, superiores decisiones tácticas de sus oficiales de campo y, lo más importante, tenazmente combatido por las tropas Federales, derrotó al los Confederados y los empujo a Virginia. Con la retirada del ejército Rebelde, el espectro de la paz se desvaneció para siempre.

Pero estuvo cerca. Desde entonces, los " ¿y si?" de Gettysburg han encantado a los historiadores de la batalla más importante de la Guerra Civil. Uno de los grandes imponderables se sitúa en la funesta lucha por Little Round Top. La posición defensiva de la Unión en el segundo día de batalla se asemejaba a una "J" invertida, extendiéndose desde Culp`s Hill al norte, alrededor de Cemetery Hill y al sur irregularmente a lo largo de Cemetery Ridge hasta Little Round Top. Geográficamente y estratégicamente, los 182 metros de altura de Little Round Top se anclaban a la izquierda de la Línea de la Unión. En manos Confederadas, las tropas de Lee tendrían un trampolín para atacar la retaguardia de la Unión y forzar la evacuación de Cemetery Ridge.

La mañana del 2 de Julio, el segundo día de la batalla, Little Round Top estaba ocupada por una división del XII Cuerpo mandado por el Brig. Gen. John W. Geary. Meade ordenó a la unidad de Geary reunir el resto del XII Cuerpo en Culp`s Hill y a las tropas del III Cuerpo del Maj. Gen. Daniel E. Sickles encargarse de la posición de Geary. Pero en la confusión, las tropas del III Cuerpo no llegaron y Geary empujó fuera a sus hombres demasiado pronto, dejando Little Round Top indefensa. Lee, sintiendo la debilidad Federal, eligió atacar el sur de la línea de la Unión. Si las tropas Confederadas pudieran romper esta parte de las defensas de la Unión y ocupar Little Round Top, toda la línea de la Unión se volvería indefendible.

Hubo muchos momentos cruciales en los tres días de batalla en Gettysburg, pero ninguno como la defensa de Little Round Top por el 20º Regimiento de Maine. Si hubieran sido expulsados los Yankees de Maine de Little Round Top, la Batalla de Gettysburg podía haber tenido un resultado diferente. Al menos, Meade así lo pensó, diciendo más tarde, " A no ser por el oportuno avance del Quinto Cuerpo y el rápido envió de una parte a Round Top, donde se encontraron al enemigo casi en la cresta y tuvieron una desesperada lucha para asegurar la posición- Yo digo que a no ser por estas circunstancias el enemigo habría asegurado Round Top plantando su artillería ahí, dominando todo el campo de batalla, y el resultado de lo que hubiera pasado lo dejo a su juicio."

Afortunadamente para las fuerzas Federales, a Lee le llevó la mayor parte del día reunir sus tropas y disponerlas para atacar las zonas débiles. Su plan era atacar la izquierda de la Unión con 20.000 hombres mientras el resto de su ejército presionaba la derecha de la Unión. La división de Mayo General John B. Hood, compuesta por la Brigada de Alabama del Gen. Brig. E.M. Law a la derecha y la Brigada de Texas/Arkansas del Gen. Brig. J.B. Robertson a la izquierda, avanzaría primero sobre las 4:30 p.m. Se dirigieron hacia el sur de la línea de la Unión defendida por el V Cuerpo del Maj. Gen. George Sykes. A medida que la brigada de Law avanzaba, giró oblicuamente hacia la izquierda, golpeando la ladera occidental de Little Round Top y arremetiendo hacia el desfiladero de Plum Run; lo que amenazó con envolver todo el flanco izquierdo de la Unión. El Teniente General James Longstreet más tarde describiría este avance de la división de Hood como las " 3 mejores horas de combate que ninguna tropa había hecho en un campo de batalla."

Mientras tanto, Meade estuvo enviando tropas hacia el interior de sus líneas tan rápido como llegaban al campo de batalla. Estaba preocupado por el flanco izquierdo de la Unión y envió a su jefe de ingenieros, Gen. Brig. Governeur K. Warren, a Little Round Top para valorar la situación. Warren llegó a las 3:30 p.m. y- para su completa sorpresa- encontró la colina sin defensa. Reconociendo el desastre en el hecho, envió frenéticamente jinetes a Meade y Sickles que mandaba el adyacente III Cuerpo, solicitando ayuda inmediata. Sickles, cuyas tropas aún estaban calurosamente trabadas en combate, respondió que no tenía nada que le sobrase. Afortunadamente, el Coronel Strong Vincent, que mandaba la 3ª Brigada de la 1ª División, del V Cuerpo, interceptó uno de los mensajes de ayuda. Inmediatamente reconoció la importancia estratégica de la colina y llevó a los 1350 hombres de su brigada a "redoble" hacía Little Round Top. Vincent situó los cuatro regimientos de su brigada- el 20º de Maine, el 83ª de Pennsylvania, el 44ª de Nueva York y el 16ª de Michigan- a lo largo de las laderas meridional y occidental que encaraban frontalmente a los Rebeldes. Sus últimas palabras a los 389 hombres del 20º de Maine fueron: "Esta es la izquierda de la línea de la Unión. ¿Lo entienden?. ! Tienen que mantener este terreno a toda costa ¡"

Avanzando contra ellos estaba el 15ª Regimiento de Alabama y siete compañías de 47º Regimiento de Alabama, bajo el mando del Coronel William C. Oates. Se le había ordenado "pasar entre los Round Tops, encontrar la izquierda de la Unión, rodearla y capturar Little Round (Top)." Sus hombres fueron atraídos hacia su derecha por el fuego de un destacamento del 2º de Tiradores U.S (Berdan`s) del Mayor Homer R. Staughton en la base de Round Top. Empujando a los tiradores, los regimientos de Alabama se movieron hacia la cima de Round Top.

Haciendo una pausa para descansar, Oates alineo a sus hombres y los envió rompiendo la ladera norte de Little Round Top por la garganta entre las colinas. De repente, lo que fue descrito como una "gran fuerza" de enemigos arrojó "el más destructivo fuego" hacia sus hombres desde la ladera de Little Round Top- era el 20º Regimiento de Maine de Chamberlain.

Oates tenía la ventaja en números, 654 fusileros contra 358 de Maine. Él describió al 15º de Alabama como el "mejor y más fuerte regimiento de la división de Hood". Sus hombres estaban endurecidos en la batalla y muy confiados, se vanagloriaban de que "nunca se habían batido en retirada". Cuando atacaron se batieron con fuerza, "con una impetuosidad que revelaba la anticipación de un fácil triunfo". Sin embargo, debían haber estado cansados, habiendo marchado 28 millas (42 Kms) en la últimas 24 horas para llegar al campo de batalla. Oates no era un soldado profesional, convirtiéndose en coronel del 15º de Alabama en Mayo de 1863, pero era conocido como un líder feroz y agresivo.

Los hombres del 20º de Maine, en contraste con los de Alabama, no eran tropas veteranas, habiendo tenido una pequeña experiencia en el campo de batalla. Estos hombres también estaban cansados; habían marchado durante 107 millas (154 Kms) en los últimos cinco días, incluyendo 26 millas (39 Kms) el día anterior, para llegar al campo de batalla. Su coronel había sido profesor de religión y lenguas romances en el Bowdoin College. Sin embargo, Joshua Lawrence Chamberlain compenso la ventaja de Oates con una fuerte posición, un mejor manejo de sus hombres, y una determinación de hierro. Chamberlain informó que cada hombre que pudiera llevar un rifle, incluyendo "cada gastador y músico", estaban colocados en la línea. Dos soldados del 2º Regimiento de Maine estando vigilados por el 20º Regimiento de Maine mientras esperaban la corte marcial también les fueron dados rifles y uniéndose de buena gana a la línea de batalla.

Chamberlain envió a la Compañía B, mandada por el Capitán Walter G. Morril, a la izquierda como escaramuceadores para proteger su flanco. Detenidos por el avance de los Rebeldes, los hombres de Morril se ocultaron tras un muro de piedra. Allí se les unieron 14 Tiradores Berdan, que previamente habían sido expulsados del frente de Round Top. Posteriormente este acontecimiento tuvo importantes consecuencias.

Las tropas de Alabama atacaron a las 6 p.m., y la lucha inmediatamente se volvió intensa. Más tarde Oates describió la lucha: "Ordené a mi regimiento arrojar a los Federales del borde de rocas, ganar la retaguardia enemiga, y echarlos de la colina. Mis hombres obedecieron y avanzaron hasta la mitad del camino de la posición enemiga, pero el fuego era tan destructivo que mi línea se agitó como un hombre intentado andar contra un fuerte viento, y entonces lentamente, tenazmente, retrocedieron un poco".

Oates ordenó otro avance: "Expulsamos a los Federales de su fuerte posición defensiva; cinco veces se recobraron y nos cargaron, dos veces llegaron tan cerca que algunos de mis hombres tuvieron que usar sus bayonetas." Otra carga más de las tropas de Alabama y el "20º de Maine fue expulsado del borde pero no más allá del siguiente borde de la falda de la montaña."

La lucha era ahora cuerpo a cuerpo, tan cerca que - por una vez - las supuestas bayonetas realmente se convirtieron en un arma más que en una mera amenaza. Un soldado raso del 20º de Maine, envalentonado o enloquecido por la lucha, intentó arrebatar los colores al abanderado del 15º de Alabama, John G. Archibald. Como el Yankee hizo una repentina acometida por la bandera, el Sargento Pat O`Connor avanzó serenamente y clavó la bayoneta en la cabeza del Federal.

El ruido de la batalla, tan fuerte como se pueda imaginar, era ensordecedor. El Capitán James H. Allison, al mando de la Compañía C, ahuecó su mano en su oreja mientras Oates gritaba una orden. Entonces, en el proceso de ejecutar la maniobra ordenada, Allison de repente cayó con una bala atravesada en la cabeza. Se giró sobre su espalda, levantó sus brazos, tembló y murió. El resto de la compañía, horripilada por la visión, perdió un momento y se amontonó alrededor de su líder caído hasta que Oates consiguió que empezaran a avanzar de nuevo.

Otro comandante de compañía, el Capitán Henry C. Brainard de la Compañía G, cayó entre el pedregoso borde de Little Round Top. Sus últimas palabras fueron, "¡O Dios, que pueda ver a mi madre!"

Incluso más doloroso para Oates, a nivel personal, fue la pérdida de su joven hermano John, que ahora sucedió en el mando a Brainard. El joven Oates había estado enfermo ese día y solo había alcanzado el campo de batalla después de que su hermano encontrara un caballo para que él lo montara. Entonces el Coronel Oates se acerco a su lugar de reposo en el campo y le sugirió que podría, con honor, permanecer tras la líneas. "Hermano, yo no lo haré," dijo John Oates. "si me quedase la gente diría que lo hice por cobardía; no, señor, soy un oficial y nunca deshonraré el uniforme que visto; recorreré todo el camino, a menos, que me maten, lo cual es muy probable." John Oates cayó muerto, abatido por muchas balas, momentos más tarde.

Theodore Gerrish del 20º de Maine describió la batalla desde su lado: "Diez minutos habían pasado desde que habíamos formado la línea...pero no teníamos indicios del enemigo: ¡Pero Mirad!¡Mirad!¡Mirad! exclamó la mitad de los cien hombres de nuestro regimiento al mismo tiempo; y no es de extrañar, por la derecha de nuestro frente vimos las líneas del enemigo. El choque se inició...la carnicería empezó. Nuestro regimiento fue cubierto por humo y fuego."

Desearía poder pintar con mi pluma los tremendos detalles de esa hora - como rápidamente los cartuchos eran arrancados de las cajas y derramados en las humeantes bocas de las armas; como las baquetas de acero chocaban y sonaban en los ardientes cañones; como las manos y caras de los hombres se volvían lúgubres y negras con la pólvora quemada; como nuestra pequeña línea, bautizada con fuego, se tambaleaba acá y allá como si avanzara o la empujaran; como nuestros oficiales animaban valientemente a los hombres a permanecer y exponiéndose temerariamente al fuego enemigo - una terrible mescolanza de llantos, gritos, vítores, gemidos, oraciones, maldiciones, estallidos de proyectiles, zumbidos de balas de rifle y sonidos de acero.

El enemigo estaba vertiendo un terrible fuego sobre nosotros, sus fuerzas superiores les daba una gran ventaja...El aire parecía estar vivo con el plomo. Las líneas a veces estaban tan cerca unas de otras que los cañones de las armas hostiles casi se tocaban...Una vez hubo una breve calma en la carnicería, y nuestra agotada línea se cerró, pero pronto la lucha ardió de nuevo con renovada fiereza...Muchas de nuestras compañías habían sufrido terriblemente...pero no hay descanso y la carnicería continuó."

Oates decidió concentrar al 15º de Alabama a su derecha en un esfuerzo por flanquear la izquierda de la línea de la Unión. Advertido de que "algo muy extraño estaba pasando" tras los Confederados atacantes, Chamberlain trepó a una gran roca y vio a las columnas de flanqueo de Oates moviéndose para atacar el flanco izquierdo. El 20º de Maine estaba en un gran apuro. Chamberlain tuvo que maniobrar para proteger su flanco mientras combatía con el 47º de Alabama a lo largo de todo su frente. Informó que, "Sin revelar el peligro excepto a uno o dos oficiales, tuve que mover el ala derecha al flanco izquierdo, cogiendo intervalos de un paso o dos...extendiéndola tanto como para cubrir todo el frente donde se luchaba; y al mismo tiempo moví el ala izquierda a la retaguardia izquierda, haciendo un gran ángulo en los colores que fueron llevados hasta el frente donde nuestra izquierda tenía su primer apoyo."

La línea del 20º de Maine se asemejaba ahora a un "V" compuesta por un único escalón de hombres. "Nunca fuimos tan rápidos" informó Chamberlain, el 15º de Alabama que asaltaba de nuevo lo que esperaba que fuese un flanco izquierdo desprotegido, llegando a diez pasos antes de ser detenidos por la repentina mortal descarga de la nueva ala izquierda del 20º de Maine. "Desde ese momento comenzó un feroz y sangriento combate más allá del que haya visto nunca y el cual duró con toda su furia toda una hora", informó Chamberlain. Cada bando lucho como hombres enloquecidos. En la historia del 20º regimiento de Maine simplemente se declara que, "Nadie pudo describir esta parte del combate con coherencia". Chamberlain recordó que "el eje del conflicto se balanceó adelante y atrás, con salvajes molinos y remolinos. A veces vi alrededor a más enemigos que a mis propios hombres."

Los Confederados de algún modo rompieron a través de la línea de la Unión en muchos lugares; hubo un combate cuerpo a cuerpo. De alguna manera la línea del 20º de Maine se sostuvo, pero su ala izquierda había sido forzada a retroceder tanto que ahora la línea se asemejaba a una horquilla del pelo y el fuego proveniente de la izquierda aterrizaba en la retaguardia del ala derecha. Eran ya la 7 p.m. pasadas y el 20º de Maine estaba con una mala formación.

El regimiento había disparado 15.000 balas, y las 60 balas asignada por hombre estaban casi agotadas. Trescientos treinta y ocho hombres habían ido al campo de batalla y solamente 228 quedaban operativos. El enemigo parecía congregarse para otra carga, que ciertamente sobrepasaría al ala izquierda del 20º de Maine. El soldado Gerrish recordó: "A nuestra línea la habían empujado tanto que nuestros muertos estaban en la líneas enemigas. Nuestra munición estaba a punto de acabarse, y estabamos usando los cartuchos de las cajas de nuestros camaradas heridos. Un momento crítico había llegado, y no podíamos permanecer así por más tiempo; debíamos avanzar o retroceder".

Para Chamberlain solo quedaba una cosa - un contraataque. Dio la orden, "!calen bayonetas¡"Gerrish lo describió de este modo: "Todo hombre comprendió en un momento que el movimiento era nuestra única salvación, pero hay un límite para la resistencia humana...y la pequeña línea parecía acobardada bajo el feroz fuego que estaba siendo vertido sobre ella. En ese momento de suprema necesidad...el Teniente Holman S. Melcher con un vítore y un destello de su espada, completó diez pasos al frente, saltó - diez pasos - más de la mitad de la distancia entre las líneas hostiles. ¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante, chicos! gritó. El sargento abanderado y el valiente guardia abanderado le siguieron, y con un salvaje alarido de angustia sacado de su torturado corazón, el regimiento cargó".

En una maniobra brillantemente ejecutada, los hombres de Chamberlain cargaron hacia delante y a través de la colina desde el ala izquierda de su línea mientras que los de la derecha se balanceaban con ellos en una extensión del movimiento de "avance de la rueda derecha". Chamberlain describió la carga como teniendo el efecto de "una segadora derribando al desconcertado enemigo". Aturdidos, las tropas Confederadas de los escalones del frente arrojaron sus rifles y se rindieron. El resto se rompió y se retiró a un muro de piedra en su retaguardia.

"De repente", dijo Chamberlain, "para nuestra mutua sorpresa, dos filas de cañones de rifles brillaron sobre las piedras, y una descarga asesina fue vertida sobre ellos a corta distancia". La perdida Compañía B del Capitán Morril y los errantes tiradores de Staughton salieron de su escondite, y con un grito cargaron también contra el flanco Confederado, produciendo tal conmoción que los Rebeldes pensaron que eran todo un regimiento. Oates describió la situación: "Mi situación rápidamente se volvió insostenible. Se informó que la infantería Federal bajaba por mi derecha y ciertamente estaban cerca de mi retaguardia". Ordenó a sus oficiales "regresar a sus compañías; los agotaremos tanto como nos sea posible".

Lo que quedaba de los Regimiento 15º y 47º de Alabama huyeron de Round Top. Oates se desplomó mientras escalaba la colina y pudo haber sido capturado de no ser por dos de sus hombres que lo llevaron a un lugar seguro. Describió la retirada simple y honestamente, diciendo, "Corrimos como una manada de ganado".

Chamberlain informó de la captura de 400 prisioneros. Además se encontraron 150 muertos y heridos Rebeldes en su frente. Estos números parecen exagerados; al menos Oates así lo pensó. Admitió que en un llamamiento después de la batalla sólo 223 de los hombres alistados y la mitad de los oficiales (19) de su regimiento respondieron. El 20º de Maine tenía solamente a 200 de sus 386 oficiales y hombres aún operativos. El asalto Confederado de la ladera sur de Little Round Top había sido rechazado.

Sin embargo, la batalla no iba tan bien en la derecha, donde los hombres de Law fueron empujados de la ladera oeste de Little Round Top. El 44º de Nueva York y el 83º de Pennsylvania en el centro permanecieron firmes contra los repetidos ataques, pero en la derecha, parte del 16º de Michigan retrocedió. Cuando Vincent vio signos de vacilación en el 16º de Michigan, avanzó rápidamente y, mientras animaba a sus hombres, cayó, mortalmente herido. Murió cinco días más tarde.

Parecía que los Confederados podrían vencer a pesar de la heroica defensa del 20º de Maine. Warren, en la cima de Little Round Top, recibió una llamada de auxilio inmediato. Buscó refuerzos y encontró al Coronel Patrick H. O`Rorke y al 140º Regimiento de Nueva York en su retaguardia. Estos 526 hombres, vestidos con el nuevo uniforme de los Zuavos, subieron la colina. Sin tiempo para alinearse en escalones, O`Rorke gritó, "¡Bajad este camino, chicos!" y los dirigió bajando la ladera occidental. Sus hombres arrojaron a las tropas Confederadas, pero O`Rorke cayó con la primera descarga, fatalmente alcanzado en la rodilla por una bala Minie.

Por el momento los Confederados podían reagruparse, más refuerzo de la Unión se habían colocado en posición. Esto desanimó posteriores intentos de los Sureños de tomar Little Round Top. La oportunidad de oro de rodear la izquierda de la Unión se fue. Little Round Top había sido salvada por la Unión, y salvando Little Round Top, sus valientes defensores habían salvado la izquierda de la línea de la Unión, la batalla de Gettysburg, y quizás toda la Unión.

Oates dijo más tarde, "El General Lee nunca tuvo la victoria tan cerca como ese día en Little Round Top" Y añadió que: "No hubo mejor regimiento en el ejército Confederado que el 15º de Alabama, y si falló en alcanzar cualquier punto, ningún otro regimiento necesitaba intentarlo. Lucho dura y persistentemente. Los otros regimientos de la brigada hicieron su servicio en Gettysburg, pero el 15º se batió como nadie. Nunca hubo combatientes más duros que los del 20º de Maine y su galante Coronel. Su habilidad y persistencia y el gran valor de sus hombres salvaron Little Round Top, y al Ejército del Potomac, de una derrota. A veces grandes sucesos cambian por hechos comparativamente pequeños".

Quizás por lo demostrado en Gettysburg, Oates nunca fue confirmado oficialmente coronel por el Congreso Confederado. En vez de eso, su mando recayó en otro oficial del regimiento, el Mayor Alexander A. Lowther, que se las arregló para recibir su nombramiento antes que Oates. Rebajado a Mayor, Oates fu transferido al 48º Regimiento de Georgia, y mientras lo mandaba fue herido de bala en el brazo derecho en Junio de 1864 durante la Campaña de Wilderness. El miembro fue amputado y consecuentemente Oates dejó el servicio. Después de la guerra sirvió durante siete mandatos como congresista por Alabama y un mandato como gobernador. Su último servicio, muy poco probable, fue el de general de brigada durante la guerra Hispano-Americana.

Respecto a Chamberlain, el profesor de facultad convertido en guerrero sobrevivió a dos heridas en Little Round Top y a una herida más grave 11 meses después en Petersburg, donde el general Ulises S. Grant, pensando que Chamberlain iba a morir, lo promovió a general de brigada en el campo. Chamberlain sobrevivió a la herida, y tuvo el honor de recibir la rendición formal del ejército de Robert E. Lee en el Juzgado de Appomattox en Abril de 1865.

Como Oates, su joven oponente ese memorable día, Chamberlain entró en la política después de la guerra, sirviendo cuatro mandatos como gobernador de Maine antes de regresar al Bowdoin College como su presidente. En un sentido, Chamberlain había completado un círculo. Un agradecido Congreso le otorgó la Medalla de Honor en 1893, exactamente 30 años después de su rápida y gallarda acción de salvar Little Round Top - y la Unión.


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Mensaje por Trancos Dom 19 Sep 2010, 06:28

Anexo de mapas e imagenes:

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Situacion de la Batalla de Gettysburg el 2 de Julio de 1863.

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El ataque confederado a Little Round Top.

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Evolucion de la lucha en Little Round Top.

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Cuadro representando la carga del Coronel Chamberlain y su 20º Regimiento de Voluntarios de Maine.

Y lo mejor, un extracto de la pelicula Gettysburg donde se recrea de manera magnifica esta accion:
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Mensaje por Trancos Dom 28 Ago 2011, 14:18

Batalla de Mantinea. 362 a.C.

Tras la gran victoria de Leuctra sobre los espartanos, la ciudad de Tebas había obtenido la hegemonía sobre la Grecia Central, región hasta entonces controlada por Esparta. Y ahora los tebanos, guiados por Epaminondas, habían decidido "tocarles las narices" a los espartanos en su propia zona de influencia tradicional: la península del Peloponeso. Para ello contactaron con las "polis" de Arcadia, región situada en el centro del Peloponeso, y fomentaron la creación de una confederación de ciudades-estado aliadas que estarían aliadas con Tebas, y que recibió el nombre de Liga Arcadia. Con ello Tebas adquiría el control sobre una zona estratégicamente vital para dominar los movimientos políticos y belicos en el Peloponeso.

Esparta reaccionó a este movimiento aliandose con la ciudad de Elis y con los aqueos, situados en el norte de la península. Así los espartanos controlaban el norte y el sur de la península, paliando en cierto grado el efecto que había tenido la creación de la Liga Arcadia. El siguiente paso lo dieron los arcadios, que decidieron ocupar el Santuario de Zeus en Olimpia, ciudad situada en la zona de influencia de Elis, la Élide. Pero esto supuso un error político. Una de las ciudades arcadias, Mantinea, estuvo en desacuerdo con esta acción, quizá por considerarla un "sacrilegio", y decidió abandonar la Liga y aliarse con Esparta. Ante esta defección, Tebas decidió intervenir militarmente para restaurar la integridad territorial de la Liga, y envió un ejército con Epaminondas al frente.

Bandos enfrentados:

Batallitas Arcadia8


Mapa del Peloponeso con las zonas de influencia de Tebas y Esparta.

Los mantineos, ante lo que se les avecinaba, pidieron ayuda militar a Esparta y Atenas, que decidieron acudir a la llamada. Consiguieron también el apoyo de algunas ciudades arcadias descontentas también con el dominio tebano, como Orcómenos o Heraea. Elis y los aqueos, aliados de Esparta, también se unieron a Mantinea.

Tebas, por su parte, contó con el apoyo de la mayor parte de las ciudades de la Liga Arcadia, como Tegea, Asea, Megalópolis o los palantieos, entre otras. Tabién recibieron el apoyo de otras "polis" del Peloponeso tradicionalmente enemigas de Esparta, como Mesenia, Argos o Sición, esta última ciudad que acogía a una guarnición tebana.

Maniobras:

Epaminondas se puso en marcha con su energía y determinación habituales. Avanzando a marchas forzadas llegó al norte del Peloponeso tras cruzar el itsmo de Corinto y tomó posiciones en la ciudad de Nemea, donde preparó una emboscada para aniquilar a las fuerzas que los atenienses iban a enviar. La accidentadísima orografía del Peloponeso es muy propicia a este tipo de trampas, como se puede apreciar en esta foto:

Batallitas Arcadia



Por fortuna para los atenienses estos habían decidido hacer el viaje por mar en vez de por tierra, y por ello se salvarón de una más que probable destrucción total. Desembarcaron en territorio espartano y se dirigieron por tierra hasta Mantinea, donde ya se habían concentrado las fuerzas de Esparta y sus aliados. Cuando Epaminondas supo de esto, se dirigió hacia Tegea, situada justo al sur de Mantinea. Resguardó a sus tropas tras los muros de la ciudad y esperó a que las fuerzas de sus aliados fuesen llegando.

Batallitas Maniobrasmantinea


Movimientos de Tebanos y Atenienses.

Cuando estimó que tenía fuerzas suficientes a su disposición (alrededor de 30.000 hombres), reflexionó sobre el próximo paso a dar. Y decidió sorprender a sus enemigos atacando a... Esparta. La ciudad laconia había quedado prácticamente desguarnecida tras la marcha de sus soldados hacia el norte, y por ello Epaminondas marchó hacia la misma al frente de su ejército. Por fortuna para Esparta un desertor informó al rey espartano Agesilao de los planes de Epaminondas, y el espartano se dirigió a toda velocidad de regreso a su ciudad con sus hombres. Llegó apenas un poco antes que Epaminondas, y pudo rechazar el ataque, pese a su inferioridad numérica, gracias a las fortificaciones de la ciudad. Entonces el tebano decidió regresar hacia el norte, y también lo hizo el espartano, pero se vió obligado a dejar más de la mitad de sus hombres en Esparta, en previsión de un nuevo ataque. Epaminondas había logrado al menos "fijar" a un buen grupo de soldados enemigos en Esparta. Esos soldados no lucharían ya en la batalla decisiva, e iban a ser echados de menos por sus aliados.

De vuelta en Tegea, Epaminondas mandó a su caballería a los alrededores de Mantinea, con la misión de saquear y de apresar a cuantos ciudadanos mantineses pudiera, pues era la época de la cosecha. Se lo impidó la caballería ateniense, que andaba por el lugar y protegió a los ciudadanos hasta que estos pudieron entrar en la ciudad.

Tras esto, Epaminondas decidió que ya había llegado el momento de buscar una batalla decisiva, y avanzó con todas sus tropas a Mantinea. Tenía a su disposición a un ejército muy bien preparado, con la moral muy alta y, al contrario que en Leuctra, superior numéricamente al enemigo: Disponía de 26.000 hoplitas (infantería pesada), 4.000 peltastas (infanteria ligera) y 3.000 jinetes, para un total de 33.000 soldados. Espartanos, atenienses y aliados disponían de 20.000 hoplitas, 1.000 peltastas y 2.000 jinetes: 23.000 soldados en total.

La Batalla:

Batallitas Campodebatallaenmantine


Posible campo de batalla de Mantinea.

Epaminondas se aproximó a Mantinea no por el camino más corto, sino por una ruta a través de las montañas situada al oeste de Tegea. Cuando descendió de las montañas hacia la llanura de Mantinea, sus enemigos formaron en orden de batalla, en un terreno llano situado a 30 estadios (5 km. aproximadamente) al sur de Mantinea. Epaminondas dió ordenes para que sus soldados simulasen que iban a levantar un campamento y no iban a luchar, por ello el enemigo, creyendo que no iba a haber batalla ese dia, empezaron a romper la formación pensando en que lucharían al dia siguientes. Epaminondas ordenó entonces volver a coger las armas y que se formase una columna, y a continuación avanzó en linea recta hacia el enemigo. Éste, desconcertado, apenas tuvo tiempo de volver a formar de manera apresurada la línea.
Conforme se iba acercando al enemigo el ejército de los tebanos y sus aliados cambió su despliegue, pasando de formar una columna a formar una línea, línea dispuesta en un orden oblícuo muy semejante al ya adoptado en Leuctra, con un flanco izquierdo muy potente y profundo, y el centro y la derecha más retrasados. Al frente del "ariete" del flanco izquierdo estaba el Batallón Sagrado, los mejores soldados de Tebas, con el mismo Epaminondas dirigiendo en primera fila. Epaminondas, además, envió a la mitad de sus jinetes y peltastas a dispersar a la caballería que formaba delante de la línea enemiga, y a la otra mitad la envió a una colina situada a su derecha para impedir que los hoplitas y jinetes atenienses, formados en la izquierda de la línea aliada, pudiese envolver a la débil derecha tebana.

Batallitas Mantinea


La Batalla de Mantinea.

Una vez tomadas estas disposiciones se lanzó el ataque. Como en Leuctra nueve años antes, la caballería tebana dispersó a la enemiga, y acto después chocaron las lineas de hoplitas, "los muros de bronce". Y como nueve años antes la izquierda tebana embistió y disgregó a la derecha de los espartanos, y esto provocó también que se fuese disgregando también el resto de la línea enemiga. Los jinetes situados en la colina de la derecha no pudieron contener a los atenienses, pero al menos los retrasaron el tiempo suficiente como para que la infantería decidiese la batalla y los atenienses, viendo a sus aliados huir, se retirarasen también del campo.

Pero algo sucedió que impidió que la victoria tebana fuese total. En pleno fragor de la batalla Epaminondas, situado en pleno fragor de la lucha, fué herido de muerte por una lanza enemiga. No murió al instante, y vivió lo suficiente para saber de su victoria. Pero cuando corrió la noticia entre las tropas, estas se detuvieron y retrocedieron, cuando el ememigo estaba ya en franca huida. Así este pudo retirarse en relativo buen orden. Así se dejó escapar la oportunidad de aplastar completamente al enemigo. Ninguno de los lugartenientes de Epaminondas tuvo la iniciativa ni el liderazgo de tomar el relevo de su jefe y "acabar el trabajo". Y no solo en esta batalla, pues poco después los tebanos abandonaron el Peloponeso y dejaron que la hegemonía lograda mercer a la habilidad de este gran general se fuese diluyendo poco a poco, dejando en Grecia un vacio de poder que no mucho tiempo después ocuparía un reino del norte: Macedonia. Lo cierto es que ninguno de los conciudadanos de Epaminondas le llegaba ni a la suela de las sandalias.

Batallitas Lamuertedeepaminondas


Relieve donde se representa la muerte de Epaminondas.

Análisis táctico:

Con respecto a Leuctra, podemos ver algunas variaciones tácticas que realizó Epaminondas. En primer lugar, simular que no quería combatir ese dia para que sus enemigos se disgregasen, y luego avanzar para que tuviesen que volver a formar de forma apresurada. Es posible que Epaminondas sospechase que el enemigo hubiese ideado alguna manera de intentar contrarrestar el poderio de su flanco izquierdo, potenciando ellos su flanco derecho para igualar las fuerzas en ese sector, o dejando alguna fuerza de reserva. Por eso, al hacerles abandonar la formación y luego obligarles a volver a adoptarla, quizá quería que tuviesen que formar tan precipitada e improvisadamente que no pudiesen disponer la formación necesaria para responder adecuadamente al orden oblícuo. Estas son conjeturas mías, aclaro. Solo Epaminondas sabía por qué lo hacía.

También colocar una fuerza de contención en la derecha para evitar un contraataque a su lado débil es una variación respecto a Leuctra. Y es que con toda seguridad había pensado en que medidas se podían adoptar contra su "orden oblícuo", y como se podían anular las mismas. Otra muestra de su inmensa grandeza como táctico, no se conformaba con tener una gran idea, pensaba en que podían hacer los otros contra esa gran idea, y mejoraba con ello su gran idea.

Por último el paso de la formación en columna a la formación oblícua en pleno avance demuestra una excelente preparación de sus soldados y sus oficiales, pues se trata de una maniobra táctica compleja, muy compleja. Era una máquina de guerra extraordinaria, que no sobrevivió a su creador. Epaminondas fué seguramente el 2º mejor general griego de la Historia, únicamente igualado por Filipo II y superado por Alejandro Magno.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Mantinea_(362_a._C.)
http://www.satrapa1.com/articulos/antiguedad/epaminondas/epaminondas3.htm
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